Recientemente se dio a conocer la noticia de que, en la Universidad de Edimburgo, las autoridades de la institución (atendiendo a la petición de un grupo de estudiantes) decidieron retirar el nombre de David Hume a uno de sus edificios. La decisión se tomó con base en la evidencia histórica que se posee respecto de las múltiples opiniones racistas que el filósofo escocés externó en algunas de sus cartas, y también por considerar que dichas actitudes racistas, dado que no expresan la diversidad histórica del hombre contemporáneo, no deben tener un lugar dentro de la institución.
Lo anterior no significa que David Hume haya dejado de ser un pensador importante no sólo en filosofía, sino en otras disciplinas (como la historia o la economía). Tampoco hablamos de la prohibición de sus obras dentro de la universidad, sino que la medida se tomó con el propósito de hacer visible el problema del racismo y, dado que Hume fue un hombre racista y esclavista, se piensa que al retirar su nombre de un edificio universitario se contribuye a este propósito.
Si bien es cierto que, en nuestra época, es evidente que tenemos un severo problema con el racismo y que, sin duda, esta práctica discriminatoria debe erradicarse; me parece que sí es criticable pensar que una medida como cambiar el nombre de un edificio puede contribuir a generar una cultura no racista, aunado a que pasa por alto problemas de otra índole que no me parecen adecuados.
El edificio se encuentra dentro de un recinto universitario. No hablamos de cualquier universidad, sino de la Universidad de Edimburgo (la tercera más importante de Reino Unido después de Oxford y Cambridge y una universidad ubicada en el top 20 de las mejores universidades del mundo). ¿No tienen los universitarios de Edimburgo el criterio suficiente para entender que si el edifico se llama “David Hume” es en virtud de su obra y no de sus ideas racistas? ¿No les parece paternalista que sea la institución o un grupo de estudiantes quienes tengan que efectuar esa separación y no el resto de la comunidad? Yo creo que la formación del criterio propio es fundamental para erradicar la cultura del racismo y no veo cómo las opiniones (porque ni siquiera hablamos de sus teorías) de un filósofo puedan afectar el cauce de la diversidad histórica y contemporánea. ¿Qué tan frágil tiene que ser la concepción de dicha diversidad como para pensar que el nombre de un edificio pueda afectarla?
La intención primordial de este acto, como he dicho, responde al hecho de visibilizar el problema del racismo. En ese sentido, dicha intención es efectista y, en tanto tal, podría decirse que funciona adecuadamente (el hecho mismo de que estemos reflexionando respecto de lo ocurrido en el edificio de la Universidad de Edimburgo puede ser una evidencia de ello). Sin embargo, habría que preguntarse si sociedades europeas como la escocesa necesitan (a estas alturas) visibilizar este tipo de problemas, más aún cuando a nivel mundial y en tiempos recientes han habido numerosos acontecimientos (como el asesinato de George Floyd) que han puesto al descubierto la gravedad que acarrea la cultura del racismo. Ante estos hechos ¿Es necesario continuar en la lógica de visibilizar los problemas sociales? ¿no sería mejor que las sociedades contemporáneas comenzaran a modificar las jerárquicas estructuras sociales que, históricamente, han coadyuvado al surgimiento de prácticas discriminatorias y que, en la actualidad, aún siguen operando casi de la misma manera?
Desde mi punto de vista, las acciones para visibilizar el racismo fueron pertinentes inicialmente, cuando éste realmente se encontraba oculto en el discurso institucional, pero después de hechos históricos como, por ejemplo, la adopción por parte de la ONU de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial en 1965, parece que el problema ya no consiste en visibilizar, sino en transformar aquello que ya se ha visibilizado. Y es, en este último punto, en el que las sociedades contemporáneas se han estancado, a tal grado de que la perpetración de las acciones que intentan visibilizar los problemas sociales han comenzado a obstaculizar, incluso, el cumplimiento de sus propios objetivos.
¿Qué es lo que se in-visibiliza cuando se pretende visibilizar el problema del racismo cambiando el nombre de un edifico? En mi opinión, toda la estructura social que, inconscientemente, legitima las prácticas discriminatorias. La Universidad de Edimburgo posee una íntima relación, de carácter histórico, con la Realeza Británica. Las autoridades de la institución hablan de la necesidad de reflejar en la comunidad universitaria la diversidad histórica y contemporánea, pero en ese proyecto no se contempla algo como la separación de la universidad con la Realeza (lo cual pienso que coadyuvaría mucho más a fomentar una cultura no racista y discriminatoria). Muchos rectores de la Universidad de Edimburgo han sido militares, que trabajaron para la Corona Británica en ciertos acontecimientos, como la reconquista de Sudán o la Guerra de los Boéres y que han pertenecido a la Cámara de los Comunes. Su rectora actual es una princesa que es parte de esa realeza. ¿Piensan ustedes que instituciones monárquicas fundadas en conceptos como “Familia real” o “Realeza británica” reflejan o deberían reflejar la diversidad histórica contemporánea? Las acciones efectuadas por dichas instituciones han tenido mucho mayor peso en la propagación del racismo y del esclavismo que las opiniones personales de un filósofo como David Hume. En ese sentido, quizá el universitario escocés y la universidad escocesa deberían estar más preocupados por replantear las bases estructurales de su sociedad que por la denominación de sus edificios. Pueden cambiar el nombre a los recintos, pero en sus mecanismos se continúa reproduciendo la misma anquilosada estructura medieval ¿O acaso ha habido algún rector afrodescendiente en la Universidad de Edimburgo?, recordemos que Reino Unido es el noveno país del mundo con la mayor migración de poblaciones afrodescendientes.
Por último: hablamos de aspectos personales de un filósofo. ¿Era Hume deleznable como persona? Por supuesto que sí. No sólo era racista, era mujeriego, burlón, soberbio. No era una buena persona, eso está claro. Sin embargo, un problema político como el racismo no puede ni debe pretender solucionarse desde el ámbito particular. El problema no es si el individuo posee creencias falsas (como “los afrodescendiente son inferiores”), el problema es la estructura social a la cual pertenece legitima esa creencia desde su operatividad. En la época de Hume había una estructura social que, desde su operatividad, legitimaba el racismo. En nuestra época tenemos estructuras sociales que también lo hacen y que, en el mejor de los casos, sólo se han limitado a señalar el problema a nivel discursivo, pero no a solucionar el problema de fondo: el asesinato de George Floyd nos muestra que no hemos progresado mucho en relación a la época en la que vivió Hume y la idea de la diversidad histórica sigue siendo, en la práctica, un mito del hombre contemporáneo.
Lo anterior me hace pensar que la acción efectuada por las autoridades de la Universidad de Edimburgo responde más a una necesidad de fomentar una buena imagen de la institución a partir de la corrección política (que es una genuina obsesión de las sociedades contemporáneas), pero no me parece una medida mínimamente resolutiva para erradicar la cultura del racismo.
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