por Bruno Hidalgo
En los días que corren nos vemos expuestos a situaciones relacionadas con el habitar: Habitar nuestras casas, nuestras familias, nuestras soledades, nuestras problemáticas tanto externas como internas. Hay quienes tienen más o menos posibilidades de estar tranquilxs y quienes lo logran son, ciertamente, privilegiadxs. Es una buena “suerte”. Ahora, quienes no logran estar tranquilxs, por el motivo que sea, se enfrentan a un desafío (o varios). Desde donde yo puedo ver las cosas, la mayor exposición que se da (y la que más conflictos despierta) es ante unx mismx.
Estar expuestx ante unx mismx es altamente revelador, ciertamente complejo y, en muchos casos, algo que genera un rechazo enorme. Verse ante la posibilidad de estar con unx y sus problemas, conflictos, singularidades en una situación así, de aislamiento, de cuarentena, sin poder frecuentar los círculos sociales, ni tener los escapes periódicos de la realidad de la rutina diaria, sin poder solucionar en muchos casos problemas de origen económico y derivados, expuestxs a la propia psique, despojadxs del vicio de la rutina que nos evade constantemente de la propia presencia/ausencia, puede llevarnos al límite. Muchas personas sufren de ansiedad, depresión, paranoia, miedo…
El desarrollo de la sociedad capitalista actual y sus prácticas consumistas industrio-comerciales, de la psicología del marketing, del goce del entretenimiento vacío, nos ha llevado a que la exposición a la propia condición individual de humano desalojado del sentido práctico cotidiano para la maquinaria capitalista, ausente de espiritualidad auténtica y despojado del sentido de conexión con la naturaleza le produzca (a cualquier individux proveniente de cualquier estrato social) un rechazo extremo. De repente se ven ante el espejo de lo cotidiano conviviendo con la propia presencia bajo los dominios hogareños, pasando la mayor parte de su tiempo en la sencillez de ser quien se es en casa, con familia (quien tiene la suerte de convivir con su familia en éste momento de la actualidad corre con la suerte de estar contenido, sea el caso que la calidad de las relaciones familiares sea buena) o en soledad y no sabiendo cómo desarrollarse dentro de esa condición, puesto que sin la máscara de la rutina social, entonces queda lo que nadie parece querer admitir y que resuena con una pregunta tan difícil de contestar como de formular porque para llegar a ella hay que dar varios pasos en la dirección contraria al espejo de la sociedad, en dirección hacia lo desconocido que es la condición/naturaleza del individux humanx, el significado de ser quien se es por el hecho de serlo y nada más (Naturaleza negada por las religiones monoteístas reinantes, por el exceso de racionalidad del estadío capitalista patriarcal, abrazada por las culturas precolombinas, de la américa “india” y visionada por la vasta introspección de la filosofía oriental). Quién por éstos días se ha estado preguntando “¿quién soy?” se ha alejado un poco del sentido socio-cultural de la máquinaria capitalista y se ha acercado un poco más a su propia condición/naturaleza.
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