El borrero vivía triste, pues su amor lo había abandonado debido a que éste había sido incapaz de incumplir con su labor: ser el verdugo de los condenados. Los años pasaron y aquella tristeza no desapareció.
Cada noche previa a las ejecuciones, el borrero visitaba los calabozos para ver los rostros de los perversos rufianes que serían decapitados. Una vez, notó que entre ellos se encontraba su antiguo amor, quien había sido capturado y sentenciado por la ley a causa de una revuelta que él mismo había provocado en la ciudad, en donde incitaba a la gente a perderse de sí. El borrero, al verlo nuevamente, quedó tan asombrado por su belleza que pensó en la posibilidad de liberarlo y escapar con él, lejos de todo. Fue tan intenso este deseo que, durante toda la noche, elucubró respecto a si debía o no debía infringir la ley.
Finalmente, se impuso su miedo, transformado en un enfermizo deseo por respetar el orden de la legalidad y, al día siguiente, lo decapitó. Y así fue como el borrero se dedicó siempre a terminar con la vida de muchos hombres, incluida la de él mismo.
Siempre morirán viviendo los verdugos de su propia felicidad.
The role of photography in the construction of identity. An encounter between observing and being observed; detailed colored large-scaled depictions...
Maneuvers: The International Politics of Militarizing Women's Lives Cynthia Enloe University of California Press, 2000, 437 pages. ISBN: 9780520220713 Traducción...