Una interacción entre -mostrar y no mostrar

en la fotografía en color Highly carcinogenic blue asbestos waste on the Owendale Asbestos Mine tailings dump, near Postmasburg, Northern Cape. The prevailing wind was in the direction of the mine officials’ houses at right. 21 December, 2002 de David Goldblatt.

Introducción

El fotógrafo David Goldblatt nace en el año 1930 en Randfontein, un pueblo cerca de Johannesburgo en Sudáfrica. Se dedicó por décadas a la fotografía hasta poco antes de su muerte en junio del año 2018.

Para Goldblatt, las revistas ilustradas como Look, Life o el Picture Post jugaron un rol importante en despertar su interés por la fotografía documental.1 Desde los años 60 David Goldblatt se dedicó enteramente a la fotografía y registró la vida cotidiana de Sudáfrica a lo largo de casi 60 años. 

En su producción fotográfica, Goldblatt prestó especial atención al sistema del Apartheid, que era la política de segregación establecida en Sudáfrica a partir el año 1948 después de que el National Party (el Partido nacional) suba al poder.2 

A lo largo de su carrera, Goldblatt publicó varios fotolibros y fotoensayos; participó en numerosas exposiciones colectivas como por ejemplo la Documenta 12 de Kassel en el año 2007, así como en exhibiciones individuales. Una de sus últimas exposiciones individuales se presentó en el Centre Georges Pompidou en Paris en el año 2018, titulada Structures of Dominion and Democracy. 

On Common Ground fue la primera exposición post mortem de Goldblatt, inaugurada el 28 de julio del 2018. La misma fue comisariada por Paul Weinberg y presentó el trabajo de los fotógrafos David Goldblatt y Peter Magubane, estableciendo un diálogo visual entre ambos cuerpos de trabajo. 

Una de las exhibiciones colectivas más actuales en las que participaron fotografías de Goldblatt, fue la exposición Dialoge im Wandel (Diálogos en transición) inaugurada en el museo Kunstsammlung Nordrhein-Westfalen en Düsseldorf, Alemania en abril de 2022, presentando imágenes de The Walther Collection, en su mayoría de artistas fotógrafos africanos.3

El presente ensayo observará la fotografía de David Goldblatt titulada Highly carcinogenic blue asbestos waste on the Owendale Asbestos Mine tailings dump, near Postmasburg, Northern Cape. The prevailing wind was in the direction of the mine officials’ houses at right. 21 December, 2002. (Residuos de asbesto azul altamente cancerígeno en el vertedero de residuos de la mina de asbesto de Owendale, cerca de Postmasburg, Northern Cape. El viento predominante iba en dirección a las casas de los funcionarios de la mina, a la derecha. 21 de diciembre de 2002.). Este análisis propone examinar la fotografía antes mencionada y contemplar a través de esta cómo David Goldblatt aborda temas relacionados a la historia social y política de Sudáfrica en la época posterior del Apartheid mediante una interacción entre mostrar/no mostrar, es decir, proponiendo un diálogo entre visibilidad e invisibilidad. 

Para realizar este análisis me apoyaré en el texto del filósofo Dieter Mersch (1951) Ambiguitäten des Zeigens. Kleine Theorie monstrativer Praktiken (2016) el cual será un instrumento interesante para considerar las decisiones intrínsecas entre el acto de mostrar y no mostrar.

Desarrollo

Un tema fundamental en los ensayos fotográficos de Goldblatt es la vida diaria bajo el sistema de segregación que regía en Sudáfrica desde el año 1948 hasta el año 1991.4 El Apartheid fue un sistema establecido que promulgó la segregación racial y la discriminación en el país y exigía el desarrollo segregado de los distintos grupos raciales de Sudáfrica.5 

En Sudáfrica en épocas del Apartheid, la fotografía documental jugó un papel importante en la difusión y circulación de imágenes que intentaban visibilizar los conflictos internos y el sistema violento que regía al país.6 Por ejemplo, el colectivo de fotógrafos fundado alrededor del año 1981 bajo el nombre de Afrapix, practicaban la llamada “Struggle Photography”;7 estos fotógrafos se concentraban en capturar escenas de los tantos conflictos, protestas y represión que sucedían en las calles del país, con la intención de visualizar y difundir tanto a nivel nacional como internacional lo que sucedía en Sudáfrica bajo este sistema.8

David Goldblatt sostenía, sin embargo, que la cámara fotográfica no debería ser considerada un arma o un aparato encargado de una misión. David Goldblatt persiguió, por ende, otro método para representar la situación, él buscó abordar este conflicto a partir de imágenes de la vida diaria, donde se podía observar los problemas del sistema entramados ya en la cotidianeidad.  Gran parte de sus proyectos fotográficos se enfocan en imágenes de la vida diaria que exponen, por ejemplo, el racismo y la segregación en la época del Apartheid.  Ziebinska-Lewandowska argumenta:

“On several occasions David Goldblatt has affirmed that the photographic apparatus is not a weapon for him, adding that he understood very early on that he was not vested with a mission. These words pronounced publicly- notably during the congress “The Culture and Resistance” […] provoked heated reactions within the activist milieu participating in the event. Among the critics were some of Goldblatt´s colleagues and friends, members of Afrapix […] for whom denouncing the malfunction and crimes of apartheid through photography was a duty. While he supported their actions, Goldblatt was not a member of Afrapix and did not share their strategy. He was nevertheless considered to be one of the most uncompromising detractors of the system of apartheid and his photographs attest to this.”9

Como se ha señalado anteriormente, Goldblatt consideraba que la fotografía no debería tener un rol de activa denuncia y de lucha. Aun cuando David Goldblatt mantenía una opinión diferente en cuanto a la función de denuncia de la fotografía, significó un firme apoyo para sus colegas fotógrafos. 

A lo largo de su carrera, Goldblatt construyó paulatinamente un estilo fotográfico reflectivo y contemplativo. Como se señaló anteriormente, a pesar de la violencia diaria que enfrentaba su país, él tomó la decisión de utilizar un enfoque contemplativo en sus fotografías y buscó un método enfocado en las imágenes cotidianas, para registrar la situación.10 En resumen, Goldblatt puso en marcha una búsqueda de hacer visible el Apartheid empleando una estrategia distinta a la que, por ejemplo, empleaba la Struggle Photography. Como apunta Godby “[…] this was a gradual process and it involved him changing his approach to equipment, style, printing techniques, and book design. Above all, this change in photographic practice involved transforming his relationship to the subject matter.[…]”11

Con el desarrollo de este -enfoque contemplativo- Goldblatt recurrió a la fotografía de estructuras y espacios urbanos para reflexionar sobre la situación en Sudáfrica.12

La fotografía Highly carcinogenic blue asbestos waste on the Owendale Asbestos Mine tailings dump, near Postmasburg, Northern Cape. The prevailing wind was in the direction of the mine officials’ houses at right. 21 December, 2002, en la cual se centra el presente artículo, fue parte del ensayo fotográfico titulado Intersections publicado en el año 2005. Con este ensayo fotográfico, Goldblatt se sumergía por primera vez en la fotografía de color y experimentaba con impresiones digitales.13

La fotografía en cuestión presenta un gran plano general de un paisaje de rocas, en el que la riqueza de texturas es una característica fundamental. La composición está planteada de tal manera que solo una pequeña franja celeste- grisácea del cielo, la cual ocupa solo una pequeña parte del tercio superior de la imagen, contrasta con la porosidad del resto de la toma. Es decir, el paisaje rocoso ocupa la mayor parte de la imagen; el primer plano, el plano medio, así como el fondo. Fusionándose con el color marrón grisáceo de las rocas de este paisaje, el color celeste intenso de las fibras de asbesto es visible en más de ¾ partes de la imagen. Estas fibras celestes se encuentran repartidas por todo el espacio. En el tercio horizontal inferior del encuadre, el ángulo de la toma permite apreciar de forma detallada la textura de las rocas, y entre ellas, el asbesto azul. Este ángulo del encuadre facilita el sentido de espacialidad; el mismo es acentuado por la contrastante perspectiva entre las rocas que se perciben de tamaño grande en la parte inferior de la composición y las rocas del fondo que se aprecian con menos textura y menos contraste de color gris-marrón. Las fibras de asbestos resaltan entre las rocas de tal manera que son capaces de crear una ruta visual y guiar la mirada a través del paisaje. 

En esta imagen, David Goldblatt trata el tema de la minera de asbestos en Sudáfrica y sus fatales consecuencias. La fotografía fue realizada en el año 2002, cuando los restos de este material tóxico aún eran visibles en la tierra, a pesar de que la mina de asbestos había sido cerrada en el año 1984.14  Solamente después de la caída del Apartheid, se empezó a tomar en cuenta como las personas habían sido (y para el momento de la captura de la fotografía) seguían siendo afectadas por esta industria minera, a la vez de la contaminación ambiental que provocaba.15  

David Goldblatt se interesó por mostrar en sus fotografías lugares/estructuras/paisajes aparentemente vacíos y tranquilos, sin embargo, los mismos tras una pausada observación presentan en realidad indicios de cómo las decisiones de una sociedad pueden permanecer -entretejidos- en las estructuras y los paisajes.16 (esto es un ejemplo del enfoque contemplativo que se mencionó anteriormente) Mduduzi Xacaza concluye que David Goldblatt comenta fotográficamente las decisiones de una sociedad.

“In Goldblatt’s exploration of the visible signs of economic violence, what is remarkable in many of his photographs from both Apartheid and post-Apartheid periods (including the one under analysis), is the ability to employ sharp photographic vision of what can say volumes, though in a seemingly mundane manner, about the beliefs and values of the South African society.”17 

Retomando la cita de Xacaza, se concluye que Goldblatt utiliza un lenguaje visual de lo cotidiano en su fotografía, a partir de esto me gustaría retomar el foco de atención en la imagen en cuestión. En esta foto, David Golblatt presenta un paisaje natural cotidiano, en el cual se puede observar riqueza de texturas, colores y tonos. Sin embargo, el fotógrafo utiliza este lenguaje visual para representar un problema que se encuentra enraizado tanto en la naturaleza como en la sociedad post Apartheid. En este sentido, en esta fotografía se puede apreciar la manera en la que Goldblatt presenta un tema sensible a través del uso de imágenes cotidianas.

En proyectos anteriores, Goldblatt ya había trabajado con la problemática alrededor de campos de minería en Sudáfrica durante el Apartheid. En el año 1973 publicó su libro fotográfico titulado On the Mines, en el cual se concentra en la industria minera de oro y su impacto en la gente, en la vida diaria y en el paisaje. Este foto-ensayo incluye una observación del trabajo bajo tierra, de estructuras, además de retratos detallados de personas dedicadas a la minería.18 Sally Gaule destaca como On the Mines presenta una lectura del zeitgeist en épocas del Apartheid. 

“Together, these chapters explore the backbone of Johannesburg’s mining economy; of its technology, the forces that shaped the mining industry itself and the range of persons engaged in mining operations, (…). Moreover, the publication is also a perceptive assessment of the zeitgeist of South Africa during apartheid.”19

En la fotografía Highly carcinogenic blue asbestos waste on the Owendale Asbestos Mine tailings dump, near Postmasburg, Northern Cape. The prevailing wind was in the direction of the mine officials’ houses at right. 21 December, 2002. Goldblatt tiene otro acercamiento a la minería, esta vez a través de la observación de estructuras y de paisajes prácticamente construidos por el ser humano. Otro dato elemental es que esta y las otras fotografías de la serie llamada Intersections (2005), se realizaron años después del Apartheid. 

La pregunta central de este texto busca reflexionar de qué manera la forma en la que Goldblatt construyó esta fotografía demuestra como él trabaja con los motivos, las temáticas que le interesan y a su vez las decisiones que él toma en el acto de fotografiar. Tomando en consideración la interacción entre visibilidad e invisibilidad en esta fotografía, es oportuno observar cómo la misma presenta al espectador un paisaje aparentemente tranquilo que exhibe una armoniosa combinación y gradación de colores y matices pero que en realidad esconde un predominante peligro.  Este juego entre visibilidad y aparente invisibilidad, o, mejor dicho, la decisión consciente acerca de qué mostrar y qué dejar fuera del encuadre, podemos analizarlo trayendo a la discusión la premisa que el filósofo Dieter Mersch provee en su texto Ambiguitäten des Zeigens (2016) acerca del -mostrar-.  Dieter Mersch sostiene que el acto de -mostrar- algo, está necesariamente atravesado por la decisión de -no mostrar-. “[…] mit jeder Entscheidung, auf etwas Bestimmtes zu zeigen, [ist] gleichzeitig schon die Entscheidung, etwas anderes nicht zu zeigen, verbunden […]”20 Lo cual significa que algunos de los elementos han sido excluidos de aquello que está siendo presentado, es decir, lo -no expuesto- tiene, en ese caso, su propio relato. Mersch apunta: 

“[…] Im ersten Fall versteht man Zeigen performativ, im zweiten ostensiv bzw. transitiv, doch birgt letzteres die systematische Schwierigkeit, dass, wo auf etwas Bestimmtes gezeigt und damit etwas anderes ausgeschlossen wird, dieser Ausschluss nicht selbst wiederum gezeigt werden kann, denn Zeigen adressiert immer nur ein Dieses, sei es im Sinne einer Pointierung oder einer Präsentation. Verweigere ich deshalb im Akt des Zeigens ein anderes Zeigen, habe ich es bereits „als“ etwas anderes markiert, d.h. der bestimmten Negation unterzogen, was mit Bezug auf die Zuwendung oder Adressierung sicher eine unangemessene Formulierung darstellt.“21

Es esta conciencia de lo que -no está siendo presentado- que encuentro interesante de observar en la fotografía de Goldblatt. Considero que Goldblatt construye una fotografía, cuya composición establece un juego entre lo que se presenta y no se presenta. En un primer vistazo, la fotografía en cuestión parece mostrar solamente un paisaje de naturaleza. Sin embargo, es después de una observación detallada (y la inclusión del título de la misma, al cual volveré en un instante) lo que lleva a considerar aquello que esta imagen está mostrando entretejido en el paisaje. 

Ahora, retomando el título de la imagen, es importante considerar el papel que este juega en su interpretación. La información que el autor provee a través del título, guía a los sujetos observadores a considerar otros aspectos de lo que la fotografía aparentemente muestra. Esta manera de incluir los títulos de la fotografía en la interpretación es un aspecto que se encuentra a lo largo de su producción. Goldblatt emplea este tipo de títulos de carácter documental en la mayoría de sus imágenes, los títulos proveen normalmente la descripción de lo que se muestra o la persona o personas retratadas, el año y el lugar donde se capturó. Además, muchas veces incluye una explicación un tanto más ampliada, como en el caso de la imagen que hemos analizado en este artículo.

El lenguaje visual que escoge Goldblatt para mostrar y comentar acerca de las huellas de un componente tóxico en el paisaje, es presentarlo de tal manera que parezca ser parte de la vida diaria. Es de cierta forma una manera silenciosa de invitar a observar. Propongo que David Goldblatt, se interesa por el comentario que provee aquello que se muestra en la imagen, tanto como aquello que no se muestra o que pareciera permanecer invisible (como el asbesto azul, por ejemplo). Goldblatt hace uso del mostrar y también de lo que conscientemente deja en campos de lo -no mostrado-.

Conclusion

Después de observar la fotografía de David Goldblatt Highly carcinogenic blue asbestos waste on the Owendale Asbestos Mine tailings dump, near Postmasburg, Northern Cape. The prevailing wind was in the direction of the mine officials’ houses at right. 21 December, 2002, se ha definido que David Goldblatt utiliza una interacción entre -lo que se muestra y lo que no se muestra- para abordar un tema como la presencia de fibras tóxicas de asbesto azul en el paisaje de Sudáfrica, 18 años después del cierre de la mina de asbestos que operaba en este lugar. El presente texto se propuso determinar de qué manera la fotografía en cuestión puede ejemplificar la forma de trabajar de Goldblatt. La imagen que ha sido observada expone un ejemplo del abordaje contemplativo. Es decir, es una muestra de cómo él se interesa en aplicar su lenguaje fotográfico para tratar un tema en específico. 

A pesar de que el fin del Apartheid significó para Sudáfrica un periodo de reconstrucción y cambio político, las relaciones de poder, así como las consecuencias de un largo periodo bajo este régimen continuaron siendo visibles en la cultura material como en la arquitectura, el paisaje y los monumentos.22 La fotografía examinada en este artículo es un ejemplo de cómo él exhibe estos vestigios/remanentes en sus imágenes.

El traer a la discusión la argumentación de Dieter Mersch acerca del acto de mostrar y no mostrar, ha contribuido para considerar el relato/comentario de aquello que se ha dejado conscientemente fuera del encuadre. En el caso de la imagen revisada, Goldblatt incluye en la fotografía las fibras de asbestos, sin embargo, la composición no destaca únicamente estas fibras, por ejemplo, no se ha aplicado un primerísimo primer plano a las fibras azules o no se ha colocado el foco del lente únicamente en estas. 

Se puede argumentar que lo que le interesa mostrar a Goldblatt, es la presencia de estas fibras tóxicas en el ambiente de una manera prácticamente silente. En lo que respecta a esta fotografía, -lo no mostrado-, es decir, lo que se ha dejado fuera del encuadre ha sido de alguna manera incluido en el título de esta. Finalmente, como se ha discutido, la información que se incluye en el título es el elemento que finalmente revela el peligro que sugiere esta imagen. 

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Notas

  1.  Cf. Goldblatt, 55. With an essay by Lesley Lawson, 2001.
  2. Cf. Hayes, P., 2007, p. 144/ Cf. David L. Krantz, 2008, pp. 294-295.
  3.  Ver: Kunstsammlung Nordrhein-Westfalen,  https://www.kunstsammlung.de/en/exhibitions/the-walther-collection-photography (Recuperado en 10.02.23).
  4.  Cf. South African History Online, A History of Apartheid in South Africa, 2016, URL: http://www.sahistory.org.za/article/history-apartheid-south-africa (Recuperado en 27.01.23).
  5.  Cf. South African History Online, A History of Apartheid in South Africa, 2016, URL: http://www.sahistory.org.za/article/history-apartheid-south-africa (Recuperado en 27.01.23).
  6.  Cf. Newbury, 2009, p.5.
  7.  David L. Krantz explica el término Struggle Photography: “Resistance or Struggle Photography is the term used by South African antiapartheid photographers to describe a genre of photography that is political in its stance. Its intention, beyond the aesthetic, is to document the conflicts between oppressors and their victims so as alert, persuade and elicit support for the oppressed. The reality captured by the photograph is from the vantage point of the subjugated person. Important examples of resistance photography are provided by the work of the Afrapix collective. During the 1980s Afrapix photographs contributed to the culture of struggle that played such an important role in mobilizing local and international response against repression of the country’s vast majority Black population by the apartheid regime.”  (David L. Krantz: Politics and Photography in Apartheid South Africa, History of Photography, 2008, p. 290.)
  8.  Cf. Newbury, 2009, p.240.
  9.  Ziebinska-Lewandowska, Photography as an act of thinking, 2018, p. 21.
  10.  Cf. Godby, David Goldblatt. The personal and the political, 2001, p. 416.
  11.  Godby, David Goldblatt. The personal and the political, 2001, p. 416.
  12.  Cf. Godby, Constructions, Changes in the view of the city in fifty years of David Godlblatt´s photography, 2010, p. 177.
  13.  Cf. Bajorek, 2015, p.222. /Cf. Bester, R., 2007, p. 21. 
  14.  Cf. Xakaza, 2015, p.162.  
  15.  Cf. Xakaza, 2015, p.162.  
  16.  Cf. Godby, David Goldblatt. The personal and the political, 2001, p. 421. / Cf. Linden, 2011, p. 350.
  17.  Cf. Xakaza, 2015, pp.163-164.
  18.  Cf. Bester R., 2007, p. 13. / Cf. Gaule, 2014.
  19.  Gaule, 2014, p.127.
  20. Mersch, Ambiguitäten des Zeigens. Kleine Theorie monstrativer Praktiken, 2016, p. 65. “[…] con cada decisión de señalar algo específico [está] al mismo tiempo, ya vinculada la decisión de no señalar otra cosa” (propia traducción al español).
  21. Mersch, Ambiguitäten des Zeigens. Kleine Theorie monstrativer Praktiken, 2016, p. 67.  “[…] En el primer caso, se entiende el señalar performativamente, en el segundo ostensiva o transitivamente, pero este último implica la dificultad sistemática de que allí donde se señala algo específico y, por tanto, se excluye otra cosa, esta exclusión no puede mostrarse a su vez, pues el señalar siempre se dirige sólo a un esto, ya sea en el sentido de un señalar o de un presentar. Si, por tanto, en el acto de señalar, niego otro señalamiento, ya lo he marcado “como” otra cosa, es decir, lo he sometido a la negación determinada, que es ciertamente una formulación inadecuada con referencia a la asignación o direccionamiento.” (propia traducción al español).
  22.   Cf. Linden, 2011, p. 350.

Bibliografia

  • Bajorek, Jennifer: On Colour Photography in an Extra-Moral Sense, en: Third Text, Noviembre, 2015, pp. 221–235, URL: http://dx.doi.org/10.1080/09528822.2015.1106136 (Recuperado en: 10.01.2023).
  • Bester, Rory: David Goldblatt. Buch für Buch, en: Parr, M./ Goldblatt, D. [eds.]: David Goldblatt. Südafrikanische Fotografien. 1952-2006, Christoph Merian Verlag, Basel 2007, pp. 11-24.
  • Gaule, Sally: Mining photographs. David Goldblatt’s On the Mines, en: Social Dynamics 40:1, 2014, pp. 122-139, DOI: 10.1080/02533952.2014.884266. (Recuperado en 10.01.2023).
  • Godby, Michael: David Goldblatt. The Personal and the Political, en: Goldblatt, David Fifty-One Zears, Actar and Macba, Barcelona 2001, pp. 407-425.
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  • Goldblatt, David: 55. With an essay by Lesley Lawson, Phaidon, London, 2001.
  • Hayes, Patricia: Power, Secrecy, Proximity. A Short History of South African Photography, en, Kronos. Journarl of Cape History, Vol.33:1, Noviembre 2007, pp. 139-162.
  • Krantz, David L.: Politics and Photography in Apartheid South Africa, en: History of Photography, 32:4, pp-290-300, 2008, DOI: 10.1080/03087290802334885.
  • Linden, Anne: Photographs from the Intersections Series by David Goldblatt and the Question of Representation after Apartheid, en: Belting, H. [y.o.]: Global Studies. Mapping Contemporary Art and Culture, Hatje Cantz, Ostfildern, 2011, pp. 348-359.
  • Mersch, Dieter: Ambiguitäten des Zeigens. Kleine Theorie monstrativer Praktiken, en: Sykora, Katharina [y.o.]: Valenzen fotografischen Zeigens. Das fotografische Dispositiv, Band 3, Marburg 2016, pp. 51-73.
  • Newbury, Darren: Defiant Images. Photography and Apartheid South Africa, Unissa Press, Pretoria 2009.
  • South African History Online: A History of Apartheid in South Africa, 2016, URL: http://www.sahistory.org.za/article/history-apartheid-south-africa (Recuperado en 28.01.23).
  • Xakaza, M. M.: Power Relations in Landscape Photographs by David Goldblatt and Santu Mofokeng, Diss. University of the Western Cape, Western Cape, December 2015. Accesible en: (http://hdl.handle.net/11394/4846).
  • Ziebinska-Lewandowska, Karolina.: Photography as an Act of Thinking, en: K., Ziebinska-Lewandowska/ Goldblatt, David: David Goldblat. Structures of Dominion and Democracy [Ex.Cat], Centre Pompidou, Steidl, Paris 2018 pp. 20-27.

Brand New Heaven

I tried to accept everything, so that I could come to Heaven.
But when I got there, Heaven was closed with cement.
The limbs of angels were hanging from it, lifeless and swollen.
I guess they are doing construction, changing the whole thing now.
So that all my sacrifice in life, was for nothing.
Who knows what the new Heaven will be like? 

Maniobras: las políticas internacionales que militarizan las vidas de las mujeres

maniobras

Maneuvers: The International Politics of Militarizing Women’s Lives

Cynthia Enloe

University of California Press, 2000, 437 pages. 

ISBN: 9780520220713

Traducción del “Prefacio” (pp. IX-XIX) al español del original en inglés 

por : Franco Laguna Correa

BREVE INTRODUCCIÓN DEL TRADUCTOR

El concepto de la “militarización” comprende los procesos por medio de los cuales la influencia y las prioridades militares-y paramilitares-se apropian de la vida cotidiana de la sociedad civil. Estos procesos tienen el propósito explícito de implantar un carácter y una mentalidad militarizada a la población ya sea de una pequeña comunidad alejada de los centros urbanos o bien de la población entera de una nación. Estos procesos de militarización pueden ser tan sutiles como la preparación ideológica de una sociedad a través de las instituciones educativas para asumir como consecuencias “naturales” las campañas militares de su ejército local o nacional contra fuerzas militares externas o de naciones encuadradas como enemigas. O, incluso, en casos extremos, la militarización-en su forma de paramilitarización-comprende la provisión de armamento, equipo militar, uniformes y entrenamiento enfocado en la preparación de la sociedad civil para entrar en combate directo con otras fuerzas militarizadas a nivel local o incluso internacional. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, el ejército de los Estados Unidos se afianzó como el paradigma global en cuanto al desarrollo de las tácticas militares más eficaces y la manutención nacional de un ejército cada vez más especializado que gozaba del apoyo político e ideológico de la sociedad civil debido al éxito obtenido en su intervención en la Segunda Guerra Mundial. 

            Debido a esto, no es sorprendente que durante los años que siguieron al término de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos también se afianzara como el líder global en el desarrollo de tecnologías militares, tácticas especializadas y, en consecuencia, se convirtiera en el mayor exportador de armas y tecnologías militares a nivel mundial. Asimismo, la experiencia que el ejército estadounidense adquirió en sus guerras en Corea, Vietnam, Camboya y durante la Guerra Fría, amén de sus fracasos políticos y militares, ocasionó como efecto colateral la expansión militar de Estados Unidos en regiones de Asia “desconocidas” para Occidente. Una de las consecuencias de esta expansión militar, entre muchas otras, fue el intercambio de tácticas militares entre el ejército de Estados Unidos y los ejércitos de esos países asiáticos. Sin embargo, la expansión y el intercambio de tácticas militares del ejército estadounidense se globalizó aún más debido a susguerras que durante el inicio de los 90s desplegó en Irak, Afganistán y después en otras naciones del Medio Oriente, como Siria, Líbano y Paquistán, bajo el pretexto de combatir en contra de la entidad internacional del Estado Islámico (ISIS), también conocido como el Estado Islámico de Irak y Levante o Estado Islámico de Irak y Siria. 

            Los efectos más tangibles de estas guerras, como ha ocurrido en Afganistán, Iraq y recientemente también en Yemen, han sido la destrucción sistemática de las infraestructuras más vitales para el desarrollo de una sociedad y el desmantelamiento de comunidades enteras de pronto abismadas en circunstancias de precarización y empobrecimiento sistémicos-sin mencionar los efectos sociales y económicos de las intervenciones logístico-militares que el ejército de Estados Unidos ha llevado a cabo en las Américas desde Chile hasta Centroamérica[1]. Para comprender de forma integral los efectos de la guerra en la vida cotidiana de las poblaciones “en combate” y el concepto de la militarización en su sentido más amplio-tanto en las naciones consideradas “triunfadoras” como en las “derrotadas”-es preciso mirar más allá de las visiones históricas que se enfocan en proveer detalles de las estrategias desplegadas, los gastos militares, las bajas materializadas en simples estadísticas y los aciertos tácticos durante los períodos de combate. Estas visiones históricas ancladas en la historia efectual soslayan las consecuencias que la militarización despliega de manera sistémica en las vidas de los grupos más vulnerables dentro y fuera de los ejércitos en combate. Maniobras: las políticas internacionales que militarizan las vidas de las mujeres (Maneuvers: The International Politics of Militarizing Women’s Lives) provee un pasaje interdisciplinar, con énfasis en los estudios de género y de la mujer, hacia las políticas internacionales cuyo propósito, ya sea velado o explícito, es la militarización sistémica de las mujeres que establecen de forma directa e indirecta una relación con el ejército de su país o con una fuerza militar extranjera. Por lo tanto, las lectoras y lectores hallarán en Maniobras enfoques críticos que no sólo estudian a las mujeres que sirven como soldados en los ejércitos de sus países. De forma intencional, Maniobras incorpora en sus múltiples enfoques analíticos las diversas maneras en que las políticas de militarización afectan de manera profunda e incluso irreversible las vidas de las esposas e hijas de los soldados y los militares de alto rango, las enfermeras del ejército e, incluso, la experiencia vital de las mujeres que trabajan, muchas veces como prostitutas, en las discotecas y “centros recreativos” ubicados cerca de las bases militares adonde los soldados acuden para “distraerse” de sus labores militares. 

            Asimismo, las lectoras y lectores hallarán en Maniobras enfoques críticos no sólo formulados por parte de feministas estadounidenses, también figuran testimonios logísticos que feministas de otras regiones globales, como Europa y Asia, han desplegado con el objectivo tácito de deconstruir y contrarrestar los efectos de las políticas que sus gobiernos y oficiales militares han desplegado con el objetivo de normalizar la militarización de las vidas de las mujeres. Este año, mientras la humanidad entera se enfrenta a una pandemia que comenzó en 2019, Maniobras cumple veintiún años desde su primera publicación por la Editorial de la Universidad de California (California University Press). Sin embargo, mientras otras publicaciones que vieron la luz con el comienzo del nuevo siglo han perdido su fuerza crítica o analítica debido a los cambios políticos, culturales y socioeconómicos que se han efectuado a nivel global; Maniobras, por el contrario, aún conserva la capacidad de provocar en las lectoras y lectores una actitud de urgencia crítica debido a que las políticas de militarización desplegadas por todas las regiones del orbe cada vez se filtran de forma más insidiosa en la vida de las mujeres, las niñas y niños, y aquellos grupos más vulnerables como la comunidad global migrante, las y los refugiados, y quienes buscan asilo político debido a los desplazamientos masivos que las continuas guerras han producido desde Myanmar, pasando por Asia del Sur, el Medio Oriente, África y Haiti, hasta la frontera/muro que separa a Estados Unidos de México y el resto de Latinoamérica.

            Aunque Maniobras de Cynthia Enloe aún no ha sido traducido al idioma español, como traductor de este prefacio e intelectual público con intereses en los estudios de género y los efectos de la militarización en el llamado “tercer mundo”, espero que las páginas preliminares de Maniobras sirvan a las lectoras y lectores que no tienen acceso al texto en inglés como una breve introducción al pensamiento y enfoques críticos de una de las catedráticas y expertas en el tema de la militarización de las vidas de las mujeres más reconocidas e influyentes a nivel global. Entre una extensa cantidad de reconocimientos y doctorados honoris causa, Cynthia Enloe fue elegida en 2017 como integrante honoraria del “Gender Justice Legacy Wall”, con sede en la Corte Internacional de Crímenes, en La Haya. Su libro más reciente es The Big Push: Exposing and Challenging Patriarchy (2017), publicado en Londres por la Editorial Myriad y en Estados Unidos por la Editorial de la Universidad de California. 

            Como corolario, agradezco sobremanera a la Dra. Enloe y a su editora Naomi Schneider, de la Editorial de la Universidad de California, por permitirme emprender la traducción del prefacio de Maniobras mientras resido de forma temporal en México, un país que desde su frontera norte hasta los lindes geopolíticos que lo separan de Centroamérica es arrasado por múltiples formas de paramilitarización y militarización que cada día alcanzan nuevas radicalizaciones de crueldad al interior de comunidades enteras, afectando, me atrevo a asegurar, de manera irreversible las vidas de mujeres y una infancia cada vez más expuesta al terror paramilitarizado que los cárteles de las drogas despliegan sin tregua en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Agradezco, finalmente, a Fórum Nepantla por hacer disponible a las lectoras y lectores en lengua española el prefacio de Maniobras de la Dra. Enloe.   

Franco Laguna Correa

Universidad de Pittsburgh

Ciudad de México

Agosto, 2021

PREFACIO

Una máquina de fax nunca duerme. Si suena a las 11:00 de la noche -quizás se trata de Australia, un amigo desde el otro lado de la línea está enviando la noticia más reciente acerca de un prolongado caso de acoso sexual a bordo del barco naval australiano Swan. Si el fax suena a las cuatro o cinco de la mañana, lo más probable es que el mensaje provenga de Londres; un amigo que ya ha leído los periódicos de la mañana está enviando noticias sobre las promesas que el Ministerio de Trabajo hizo en su reciente campaña electoral para suprimir las prohibiciones con respecto al enrolamiento de gais en el ejército británico. Si de la máquina de fax salen los documentos cuando el sol ya ilumina los tejados de los edificios del vecindario, la procedencia podría ser Santiago, desde donde Ximena me entrega la historia de un infame miliciano que en el pasado se dedicaba a torturar mujeres en el hospital ginecológico del ejército. Cuando al fin regreso a casa poco antes del anochecer, podría hallar que Jeff, el némesis global de Nike, ha enviado un fax con noticias frescas en torno al uso del gobierno de Indonesia de sus fuerzas de seguridad para reprimir las manifestaciones organizadas por trabajadoras empleadas en las maquilas que manufacturan zapatos deportivos en ese país. Estos días, mucha gente se mantiene al día con respecto a las maniobras que sus propios países están implementado para militarizar a sus habitantes con base en su género gracias a la tecnología. 

            El fax y el email son sólo los más recientes sucesores de una larga lista de tecnologías que han reemplazado a las palomas mensajeras. Confieso que aún disfruto cuando a través del correo ordinario llega a mis manos una postal que conmemora a un sufragista anónimo en tiempos de guerra, o cuando recibo en un sobre de papel manila un hermoso boletín desde Belgrado con un análisis del resurgimiento militar nacionalista. 

            Durante la década pasada, he descubierto que sólo gracias a que muchos de nosotros hemos armado una especie de rompecabezas con todo tipo de información es que somos capaces de darle sentido a las diversas maneras en que los ejércitos dependen de las mujeres y formulan sus propias suposiciones sobre la feminidad. Y aún así continúo aprendiendo cosas que me sorprenden.

            Inicialmente, estaba impulsada a meditar acerca de las experiencias de las mujeres en relación con el ejército desde dos direcciones en apariencia muy diferentes. La primera dirección partía del hecho de que durante el inicio de los ochentas las estudiantes deseaban saber más acerca de las mujeres que portaban uniformes militares. La segunda dirección era más personal: la vida de mi propia madre me urgía a hacer preguntas actuales sobre el tema. Estas consideraciones iniciales palpitaban con intensidad durante el período posterior a la Guerra de Vietnam en la cultura popular estadounidense. Sylvester Stallone no era el único que reconstruía la guerra en la pantalla grande. En las carteleras, Goldie Hawn protagonizaba La recluta Benjamín (Private Benjamin, 1980), una película sobre una joven viuda que comienza una vida totalmente nueva al unirse al ejército de Estados Unidos. Recuerdo el escepticismo manifestado por amistades feministas europeas sobre la película protagonizada por Hawn cuando se estrenó en Ámsterdam. ¿De verdad las mujeres de Estados Unidos carecían de consciencia? ¿De verdad imaginaban que el ejército les estaba ofreciendo sólo una oportunidad de trabajo, que no se diferenciaba de un trabajo en la construcción o en un bufete jurídico? Aún así, eran también tiempos cuando el activismo pacifista de las mujeres estadounidenses estaba rodeando el Pentágono con un listón, mientras en el interior del complejo militar oficiales sin entrenamiento en artes gráficas estaban diseñando anuncios para enrolar mujeres voluntarias que reemplazaran a los conscriptos caídos en combate. 

            El tema de las mujeres en el ejército nunca ha sido un tema sencillo de abordar. No debería serlo. El sexismo, el patriotismo, la violencia y el Estado es un mezcla impetuosa y violenta. De hecho, era un tema tan duramente atractivo de desarrollar que, al principio, se convirtió en mi preocupación central. Había pasado los últimos diez años estudiando las experiencias masculinas de soldados en relación con el racismo en sociedades tan diversas como Iraq y Canadá, que me pareció lógico enfocar mi atención en las ansias de servir en el ejército y las experiencias de sexismo de las mujeres que portaban uniformes militares. Sin embargo, de forma gradual comencé a caer en la cuenta que prestar atención a las mujeres vistas sólo como militares era simplemente una forma de confinamiento temático. Los ejércitos-y los civiles de élite militarizados-habían dependido no sólo de algunas infusiones esporádicas de unas “cuantas buenas mujeres”. Los legisladores del ejército han dependido en-y así han maniobrado para controlar-diversos tipos de mujeres, y siempre con base en una noción de feminidad que incluye toda una miríada de tipologías en torno a lo que ellos comprenden como “ser” mujer. 

            Fue entonces cuando durante principios de los ochentas comencé a leer los diarios de mi madre. Ella aún estaba viva. Es hasta ahora cuando deseo haberle hecho más preguntas, en especial aquellas que considero las preguntas incómodas que aún nadan en la mente de una hija, pero que raramente llegan a materializarse en el lenguaje hablado. Antes de que mi padre muriera hace dos años, una década después que mi madre, hubiera podido hacerle a él estas preguntas que navegaban en mi mente. Después de todo, había sido su intimidad con el ejército lo que había dado forma a la vida que mis padres compartieron. Empero, no quería incluir a mi padre en mi proceso de interpretación de la vida de mi madre. Por eso dejé que mis preguntas permanecieran solo conmigo. Mi madre nunca había formado parte del ejército. Ninguna mujer en mi familia ha formado parte de ningún ejército. Empero, los diarios de mi madre ofrecían una mirada a la vida en el “frente hogareño” durante la Segunda Guerra Mundial y a un matrimonio militarizado durante el período subsiguiente que fue la versión estadounidense del tiempo de paz  que significó la Guerra Fría. La escritura críptica de los diarios de mi madre inevitablemente me hizo pensar en esas experiencias consignadas en las páginas de un diario.

            Eran esos los años en los que me estaba convirtiendo en feminista, un tiempo en el que comenzaba a mirar el panorama social con una nueva visión, a ensanchar mi curiosidad, a hacer nuevas preguntas. A mis amistades les alegraba proporcionarme ayuda. Me señalaban el camino hacia mundos nuevos, hacia la maravillosa librería para mujeres de Boston; me prestaban libros, me enviaban ensayos en los que estaban trabajando: sobre la historia de las violaciones, de amistades entre lesbianas, de mujeres trabajando en maquiladoras textiles. Parecía que todo tenía una historia y una política. Los diarios de mi madre comenzaron de esta manera a adquirir un nuevo significado. Comencé a cobrar consciencia de una noción más clara de la conexión que existe entre las esposas militarizadas y las mujeres que servían en el ejército. Comenzaba así a construir un puente que conectaba a mi madre con Goldie Hawn. El resultado fue un libro titulado ¿Te conviertes en el color caqui? (Does Khaki Become You? The Militarisation of Women’s Lives, 1983).

            Cuando, quince años después, comencé a considerar realizar una revisita a los rompecabezas que proponía en ese libro, Hollywood había reemplazado los rizos de Goldie Hawn con el corte casi a rape de Demi Moore. Sin embargo, estaba más convencida que nunca de que las mujeres que servían en el ejército-y sus representantes en el séptimo arte-no era toda la historia, ni siquiera la historia principal. El caso de las mujeres al interior del ejército proporciona el enfoque para un solo capítulo en la larga saga de las mujeres y el ejército. Aún más, ahora estoy firmemente convencida de que el ejército es apenas un elemento, un capítulo, de la historia de la militarización. Cómo perciben los gobiernos a las mujeres como soldados, cómo los soldados y los civiles-hombres-y las mujeres que votan y son activistas y esposas y mujeres jóvenes piensan acerca de las mujeres como soldados tiene importancia. Cuando el sujeto es tratado como inconsecuente o meramente como un “elemento humano” al que fotografiar, perdemos la oportunidad de examinar con atención las dinámicas de género de las políticas-y biopolíticas-de una sociedad. Presenciamos esta carencia de atención cuando las mujeres forman parte de un sorprendente 11% de lo que fue una fuerza emergente fundamental del Apartheid del ejército sudafricano en la década de los ochenta. Estamos presenciando esta falta de atención una vez más ahora, cuando de pronto las mujeres pasan de conformar menos del uno porciento del ejército soviético de los años ochentas a conformar de pronto el 12% de las fuerzas armadas rusas post-comunistas. Estas fallas en nuestra curiosidad pueden obliterar nuestros esfuerzos para comprender cómo y cuándo incluso un régimen patriarcal puede subvertir la división sexual ortodoxa del trabajo militar con el propósito de mantenerse en el poder.

            Sin embargo, las lectoras y lectores descubrirán que he incluido el capítulo sobre ese tema bajo el rubro las mujeres-como-soldados (capítulo 7) y no al principio, es decir, hacia la parte final del libro. Esta decisión es deliberada y no se debe a un descuido editorial. Hace falta, me parece, enfocarse con seriedad en las complicadas experiencias de militarización de las mujeres que prestan servicio al ejército como prostitutas, a las víctimas de violaciones, a las madres, esposas, enfermeras, y a las activistas feministas para que de esta manera podamos comprender en su dimensión más amplia lo que ocurre cuando a las mujeres se les permite formar parte como soldados en número limitado en ejércitos profundamente masculinizados. Invertir nuestra curiosidad crítica solamente en el fenómeno de ver a las mujeres como soldados es una forma de asumir la militarización de muchas otras mujeres como un fenómeno normal. Si me confino en dicha presunción ingenua, probablemente permitiría que mi propia curiosidad se convirtiera en un criterio militarizado.

            Ahora estoy más convencida que hace diez años de que los ejércitos necesitan a las mujeres para llevar a cabo otros fines que van más allá que llenar los vacíos que surgen cuando sus reservas de hombres “confiables” comienzan a mermar. Aún así, también he sido persuadida por las evidencias recabadas que los ejércitos y las élites civiles militarizadas no siempre obtienen los resultados que persiguen de forma tan vigorosa. 

            Si adoptamos la fascinación reproducida por los medios de comunicación masiva más convencionales de enfocar a las mujeres-como-soldados y, a partir de esto, dedicamos apenas atención y enfoques críticos tangenciales al resto de las mujeres militarizadas, estaríamos, debido a nuestra propia falta de atención, me parece, perpetuando la capacidad militarizada de los oficiales del ejército para manipular las esperanzas, los miedos y las habilidades de demasiadas mujeres. Cualquier capacidad manipuladora de los gobiernos militarizados se ha apoyado en la carencia de interés por parte de la mayoría de la población en las esposas de los militares, en el hecho de que la gente cataloga como “trivial” los sentimientos encontrados de las parejas sentimentales de los militares, en la idea generalizada de convertir a las madres de los militares, a las víctimas de violaciones durante enfrentamientos militares y a las prostitutas al servicio del ejército en íconos nacionalistas abstractos u objetos de exclusión y vergüenza. La falta de atención es un acto político. 

            Los ejércitos necesitan a las mujeres, pero no todas las mujeres experimentan el proceso de militarización de manera idéntica. Los ejércitos han necesitado, y todavía lo necesitan, de mujeres que les provean servicios sexuales “comerciales” para satisfacer a los soldados heterosexuales; también necesitan que otras mujeres acepten la fidelidad marital en las familias de militares; de forma simultánea, los ejércitos también necesitan que otras mujeres encuentren seguridad económica y tal vez incluso orgullo por trabajar para contratistas de la defensa nacional. Algunas veces, los gobiernos incluso necesitan que algunas mujeres civiles actúen como operadoras-lobbyists-feministas que promuevan los derechos de las mujeres para convencerlas de que sirvan en los ejércitos nacionales.

            Las mujeres que satisfacen las necesidades de los ejércitos desde puestos diferentes comúnmente no se ven a si mismas unidas por la feminidad que comparten o incluso por la militarización que las une. De hecho, algunas mujeres militarizadas asumirán su propia respetabilidad, ingresos, u oportunidades profesionales dentro del ejército amenazadas por las acciones de otras mujeres militarizadas. Las madres de soldados, por ejemplo, no desarrollan ninguna afinidad política automática hacia las mujeres que también sirven en el ejército como soldados. Una mujer que es la esposa de un militar puede hacerse preguntas en silencio durante un largo periodo antes de preguntarle a su esposo-soldado acerca de las mujeres que trabajan en las discotecas cercanas a sus bases militares. El trabajo de feministas para ayudar a las mujeres-soldados en el proceso de aceptación de las barreras institucionales del acoso sexual y la homofobia dentro del ejército con frecuencia no tiene resonancia en las experiencias de las mujeres militarizadas cuyo rol es ser madres, esposas o prostitutas. Las mujeres que invierten sus energías en el activismo pacifista pueden llegar a creer que las únicas mujeres militarizadas que merecen atención intelectual seria son aquellas mujeres que han sido desarraigadas de sus lugares de origen o víctimas de violación durante tiempos de guerra. Durante la década de los ochentas casi di por sentado esta separación entre la diversidad de mujeres militarizadas y sus defensoras. En la actualidad, estoy más interesada en descubrir cómo esas divisiones entre grupos de mujeres militarizadas prevalecen y en qué ocurre cuando se llevan a cabo esfuerzos estratégicos con el propósito de desmantelar esas divisiones. El mero hecho de las incongruencias que surgen entre las diferentes experiencias de mujeres militarizadas me ha hecho enfrentar problemas fundamentales en la teorización y el proceso de forjar estrategias feministas satisfactorias. 

            Las “maniobras” del título de este libro se refieren a los esfuerzos que los oficiales del ejército y la sociedad civil que los apoya han efectuado con el propósito de asegurarse de que cada uno de estos grupos de mujeres se sientan como grupos o entidades separadas y desarraigadas de la sociedad. Los oficiales del ejército necesitan que las mismas mujeres se dediquen a asegurar los perímetros que las separan de ellas mismas. Los ejércitos han contado con el apoyo de las esposas de los oficiales del ejército para que velen por las esposas de los hombres enlistados en el ejército, y en que todas las esposas de los militares denuesten o degraden a las mujeres que trabajan en las discotecas que pululan cerca de las bases militares. De manera similar, los oficiales civiles militarizados han necesitado que existan mujeres violadas por soldados de otros regímenes con el propósito de mantenerse suspicaces de las mujeres que apoyan el desarme, entre otras medidas anti-guerra, y así poder convertir a las mujeres violadas como símbolos nacionalistas. Los ejércitos han dependido de que las mujeres que sirven como soldados imaginen que sus servicios al ejército son superiores a los que prestan las esposas y las prostitutas, e incluso las enfermeras del ejército. Entre más distante cada grupo de mujeres se siente de otros grupos de mujeres, es mucho menos probable que se den cuenta de las manipulaciones políticas con base en género que las afectan. De esta forma, es mucho menos probable que estos grupos de mujeres piensen en la militarización como un problema. 

            Los oficiales del gobierno han sido notablemente exitosos en estos esfuerzos divisorios. Existen muy pocas instancias a nivel nacional de esposas de militares uniendo sus fuerzas con prostitutas al servicio del ejército y que, a partir de esto, de manera conjunta desarrollen acciones con mujeres que sirven en el ejército como soldados, todo con el propósito de desmantelar la elaborada ideología de una feminidad construida por autoridades militares para satisfacer sus propios intereses institucionales. 

            Para los ejércitos y la gente que activamente los apoya, tanto en el gobierno como entre la sociedad civil, han necesitado no sólo de las mujeres, sino también de criaturas que sirvan como carne y sangre. También han necesitado ideas, especialmente ideas en torno a la feminidad. Tan importante como el mantenimiento de la vida militar, de igual forma ha sido la construcción de una ideología sobre la hombría, tan importante como los desfiles, las alianzas y la acumulación de armamento han sido ciertas ideas feminizadas: “la mujer caída”, “la maternidad patriótica”, “la fidelidad marital”, “la pureza racial”, “el sacrificio nacional” y la sexualidad “respetable”. Algunas veces los ejércitos incluso han necesitado una versión muy particular de la idea de “la liberación de la mujer”.

            Paradójicamente, estas ideas adquieren tanto poder como un bombardero B-52, cuando de forma simultánea son ideas tan frágiles como la harmonía doméstica. La dinámica de esta paradoja crea una narrativa peculiar de nuestro tiempo: los escándalos sexuales al interior del orden específico del ejército. Los escándalos militares ocurren-no sólo aquellos relacionados con el ejército estadounidense que a nivel global ocupan los encabezados periodísticos, sino también aquellos que reciben menor atención internacional como los que han ocurrido recientemente en Canadá, Italia, Chile y Australia-cuando esas delicadas maniobras que han sido diseñadas para crear ideas acerca da la división del trabajo con base en el género con propósitos militares se tornan confusas, y cuando esa confusión se hace visible ante el público. Toda la historia de los esfuerzos políticos para hacer que las mujeres actúen y piensen de maneras que sostienen las narrativas militares se convierten en rompecabezas dentro de las dinámicas de esta paradoja: la división de género en el ejército de cualquier país requiere de la participación de los actores sociales más poderosos, incluyendo a oficiales de alto rango del gobierno; pero con frecuencia actúan como si estuviesen a punto de perder el control, pero sólo en relación con las mujeres. Y algunas veces ese es en realidad el caso. 

            Las feministas han invertido excesiva energía intelectual pero escasos recursos relacionados con la organización de proyectos de campo cuyo propósito sea comprender la militarización de las vidas de las mujeres. Las feministas de la India han buscado la manera de explicar por qué tantas mujeres de la India han apoyado las políticas del nuevo régimen nacionalista relacionadas con las pruebas de armas nucleares. Las feministas serbias han mostrado devoción hacia las iniciativas represivas del régimen de Milosevic cuando, de hecho, ellas mismas han desarrollado formas de protesta política de no-violencia. Las feministas estadounidenses han tenido dificultades para confeccionar estrategias que provean recursos para apoyar a las mujeres que sufren acoso sexual dentro del ejército sin provocar problemas más profundos relacionados con el militarismo estadounidense que aún no han sido examinados desde un enfoque crítico. Las feministas de Okinawa han intentado construir alianzas con activistas pacifistas masculinos con el propósito de confrontar de manera efectiva las bases militares estadounidenses en su isla sin permitir que esos activistas pacifistas transformen la violación de las mujeres de la isla japonesa en un mero problema simbólico nacional. La creación de teorías y estrategias feministas que respondan con efectividad a la sorprendente multiplicidad de formas de militarización no es una tarea sencilla. Gran parte de la discusión que sigue a partir de este punto pretende iluminar el porqué de esta ardua tarea. 

            El libro que me llevó a realizar esta investigación en torno a la militarización de las vidas de las mujeres, que ya mencioné antes, se titula: ¿Te conviertes en el color caqui? (Does Khaki Become You?, 1983)-el doble sentido del título es de hecho intencional. El presente volumen realiza nuevas visitas a algunas de las preguntas que figuran en ese libro, solo que ahora examinadas bajo la luz de los desarrollos políticos y los avances teóricos de los noventas. Otras preguntas en este volumen son desmanteladas desde sus raíces debido a que no las había formulado en ¿Te conviertes en el color caqui?. Preguntas como: ¿Cuándo violan los soldados? ¿De qué manera las escuelas preparatorias son militarizadas? ¿Los ejércitos están adquiriendo más experiencia en el tratamiento de las esposas de los miembros del ejército? ¿Cuáles son los riesgos que las feministas enfrentan cuando intentan confrontar el abuso sexual durante los tiempos de guerra? No creo haber podido responder estas preguntas si no hubiera escrito y después reescrito Caqui hace una década. A partir de esto, me atrevo a sugerir que la presente investigación construye de manera autoconsciente las premisas, cuya construcción no fue totalmente terminada, que adquirí durante la investigación que originó Caqui

            Debido a que Maniobras Caqui son ramas que apuntan en direcciones diferentes de un mismo árbol de exploración feminista, me parece que las lectoras y lectores se beneficiarían de tener acceso a la genealogía que ambos libros comparten. ¿Te conviertes en el color caqui? fue publicado primero en Londres por la Editorial Pluto y después por Pandora, la editorial británica feminista. Sólo después las editoriales estadunidenses adquirieron los derechos de publicación. Para una escritora estadounidense, esta secuencia fue una bendición. Implicaba que las lectoras y lectores británicos, y no los estadounidenses, serían los primeros lectores de ese libro. El ejército estadounidense ha sido muy poderoso en las versiones construidas por Hollywood, CNN y la OTAN, tanto que con frecuencia parece que es el único ejército que existe en todo el orbe. Este dominio representa un riesgo. Induce a uno (a mí) a pensar de manera simplista. Enfocar los esfuerzos del ejército estadounidense-algunas veces audaces, ocasionalmente ineficaces-para asegurar la cooperación de las mujeres en su misión de configurar la historia más importante asienta a esta institución una vez más en el centro del universo analítico, ya sea como el villano arquetípico o, aún de manera más sospechosa, como el modelo de la modernidad y el renacimiento militar. Tal forma de enfocar la historia de Estados Unidos, me parece, es analíticamente peligrosa. 

            Mientras entramos en la escena del nuevo siglo, el ejército de Estados Unidos, de forma clara, es un paradigma en la creación de roles e ideas acerca de la militarización de las mujeres. En un reciente vuelo transatlántico estaba sentada junto a un agradable hombre de treinta y tantos años. Intercambiamos algunas palabras antes de que cada uno fuera absorbido por el contenido de nuestros respectivos equipajes de mano. Él parecía totalmente familiarizado con los rituales de un vuelo de siete horas. Alguien que parecía volar de forma regular. Fue hasta después, cuando el capitán anunciaba nuestro inminente aterrizaje al aeropuerto Heathrow, que entablamos una conversación, una vez que ya estábamos seguros de que no íbamos a interrumpir nuestras imaginaciones inherentes al largo vuelo. Él estaba regresando a su hogar en Inglaterra, a una de las grandes bases militares estadounidenses que han sobrevivido las clausuras que siguieron al período posterior a la Guerra Fría. Era un afroamericano, había forjado una carrera como soldado, hasta lograr el rango de sargento mayor. El creía que había sido una buena vida para un hombre de familia. A su esposa también le agradaba esa vida. Me confesó, empero, que a ella no le importaba que tuviera que hacer de manera tan frecuente esos viajes cuya duración era por lo regular un mes lejos de casa. Él se dedicaba a impartir entrenamiento militar. Desde el colapso de la Unión Soviética y la ruptura de Yugoslavia, la demanda de sus conocimientos se habían incrementado. Ya había colaborado en el entrenamiento del nuevo ejército de Lituania. Estaba apenas terminando un tour en Eslovenia. El ejército de Estados Unidos estaba “ofertándose” a sí mismo como un modelo a ser emulado, y los oficiales al mando de muchos gobiernos estaban aceptando la oferta.

            Precisamente porque el ejército de Estados Unidos se había convertido en una entidad física e ideológicamente tan influyente en el actual nuevo orden del período posterior a la Guerra Fría, necesitamos, me parece, prestar consideración especial a la manipulación estadounidense de ideas en torno a la feminidad y la atracción que esas ideas tienen en muchísimas mujeres. 

            Durante el fin de la década de los noventas, las fuerzas armadas estadounidenses proveyeron no sólo “entrenadores itinerantes”, sino también sus propias fórmulas para la prevención del SIDA y la manutención de la paz. Los Estados Unidos también se ha convertido en el líder mundial en la exportación de armamento. Cada uno de estos programas militares internacionales está ofreciendo un espacio para la exportación de ideas estadounidenses acerca de las expectativas en torno a la hombría, además de las expectativas en torno a la feminidad-no sólo de las mujeres que usan un uniforme militar, sino también de las mujeres que esperan en los hogares de los soldados y de las mujeres militarizadas que laboran en las discotecas en los alrededores de las bases militares. 

            Aún así, debido a toda su influencia, el ejército estadounidense es distinto, igual que el feminismo estadounidense también lo es. Con el propósito de enfatizar estos rasgos distintivos, en los capítulos siguientes he comparado las experiencias de mujeres estadounidenses militarizadas que son esposas, prostitutas, soldados, enfermeras, madres y feministas con las experiencias de mujeres de Gran Bretaña, Rusia, Alemania, la antigua Yugoslavia, Chile, Canadá, Filipinas, Ruanda, Indonesia, Sudáfrica, Israel, Corea del Sur, Vietnam y Japón. La actual preeminencia militar estadounidense no descarta como obsoleta la curiosidad comparativa. Al comienzo de este nuevo siglo, la investigación no-parroquial aparece como una empresa crítica aún más urgente. Los procesos actuales implícitos en la militarización con base en el género operan hoy en día a nivel internacional. Requerimos, de este modo, desarrollar nuestras curiosidades también a nivel internacional.

            Existen rutas hacia formas de actuar feministas enfocadas en la militarización que pueden parecer muy distintas a las rutas liberales feministas estadounidenses que abordan el tan debatido tema de la militarización. Por ejemplo, las defensoras británicas no han invertido demasiado tiempo y energía política intentando expandir los roles de las mujeres británicas en el ejército. Entre las legisladoras británicas-incluso después de la celebración en 1997 de la entrada de 160 mujeres dentro del espacio tradicionalmente masculino de la Cámara de los Comunes (la cámara baja del parlamento del Reino Unido)-no hay nadie que pueda reemplazar el papel de la recientemente retirada legisladora Patricia Schroeder. Ninguna otra mujer británica en el parlamento, es un hecho, ha invertido tanto de su capital político en el fomento de las mujeres como miembros igualitarios del ejército de su país: durante el fin de la década los años noventa, no era un prioridad política en la Cámara de los Comunes. De la misma manera, han sido mujeres alemanas, sudcoreanas y de Okinawa, así como mujeres británicas, y no sus contrapartes estadounidenses, quienes han tenido que enfrentarse con hombres de dos ejércitos-el suyo propio y un ejército extranjero-mientras habitan en sus pueblos y en bases ubicadas en los alrededores. Como resultado, han sido las feministas de esos países quienes han proveído tutelaje a sus contrapartes estadounidenses acerca de la militarización de género nacionalista, acerca de los riesgos inherentes a la organización en contra de los abusos hacia las mujeres de sus comunidades por parte de soldados extranjeros en formas que encienden a nivel local una nueva ascua del militarismo nacionalista masculinizado. Las mujeres estadounidenses aún tienen mucho que aprender al respecto.

            Hoy en día, las feministas estadounidenses están comenzando a asimilar la dura lección impartida a través de las experiencias de las mujeres de todo tipo de superpotencias internacionales: serán más débiles analítica y estratégicamente si ellas no toman con seriedad las experiencias ancladas en género y las teorías feministas desarrolladas por mujeres en otros países. Por ejemplo, el desarrollo exitoso del movimiento estadounidense en contra de la violencia doméstica enfrentó problemas que demoraron la inclusión del problema de la violencia en las bases militares ubicadas en Estados Unidos. En Chile, la secuencia siguió un camino inverso: fue gracias a las feministas chilenas que se atrevieron a participar en el movimiento nacional que puso fin durante los años ochentas al opresivo régimen militar lo que permitió que después emergieran a la superficie los problemas relacionados con la violencia doméstica en la sociedad civil. El resultado ha sido que las feministas estadounidenses han invertido una enorme cantidad de energía para detener la violencia doméstica, aún así muchas de ellas no consideran las políticas del ejército de Estados Unidos como parte de “su lucha”. En contraste, en la actualidad las feministas chilenas constantemente meditan analíticamente sobre el militarismo debido a que están preocupadas acerca de la violencia misógina contra las mujeres. Las interrogantes son incluso más acuciantes, además, gracias a una renovada curiosidad internacional en torno al tema. Por ejemplo, ¿por qué no ha sido documentado que las madres estadounidenses han llevado a cabo maniobras similares a las que multitudes de madres rusas desplegaron en 1995 y 1996? Me refiero a trasladarse a zonas de combate, Chechenia en este caso, para llevar de regreso a casa a sus hijos-soldados de un lugar que consideraban una operación militar injusta. En el amanecer de un nuevo siglo no hay tiempo para la obediencia ciega.

            La publicación de Caqui primero en el Reino Unido me sirvió como un método de inoculación. Fue invaluable tener lectoras y lectores no-estadounidenses en mi mente mientras escribía. Aún lo es. Lectoras y lectores en Corea del Sur, Australia, Canadá, Serbia, Chile, Japón e Israel me mantienen alejada de escribir bajo una luz demasiado desentendida de lo que ocurre en otros lugares. Además, me mantiene alejada de caer en la tan común presunción de que las experiencias de las mujeres estadounidenses son equivalentes a las de todas las mujeres del mundo, en caso de que de hecho tal “criatura” teórica exista. 

            Muchas de las mujeres y hombres que inicialmente me mantuvieron informada acerca de los caminos que seguían los procesos de la militarización de género y me mantenían enfocada muy lejos de caer en los caminos de la complacencia continúan haciéndolo. A ellos debo una gratitud incompensable. Desde el inicio de los ochentas, docenas de personas, algunas de las cuales conozco sólo por correspondencia, han continuado intercambiando conmigo sus intuiciones, sus datos, su preocupación. Una de las mejores maneras de leer las notas finales de un libro es una especie de corolario de gratitud. Todas las personas que me han enviado una tesis, un recorte o fragmento periodístico, o un video han colaborado a enseñarme sobre el significado de ser una mujer que vive una vida que ha sido militarizada. 

            Hay algunas personas a las que deseo darles las gracias por su generosa ayuda en la escritura de este libro: en Chile, a Ximena Bunster; en Canadá, a Sandra Whitworth, Maja Korac, Wenona Giles, Lucy Laliberte y Deborah Harrison; en Australia, a Jan Pettman, Anne Marie Hilsdon y Ann Smith; en el Reino Unido, a Debbie Licorish, Philippa Brewster, Candida Lacey, Marysia Zalewski, Julie Wheelwright, Nira Yuval-Davis, Ken Booth, Debbi King, Terrell Carver, Joanna Labon y la última Anne Bennewick; en Irlanda, Ailbhe Smyth; en Corea del Sur, Insook Kwon; en Austria, Katrin Kriz; en los Estados Unidos, agradezco de forma especial a Joni Seager por su sagacidad, su siempre incisiva crítica analítica y nuestra continua conversación, a David Enloe por su gráfica actitud detectivesca de hermano, a Margaret Enloe por ayudarme a descifrar las historias de guerra de los años que nuestro padre fungió como militar, a Lois Brynes por su sagacidad editorial, a Gilda Bruckman y Judy Wachs por su amplia sabiduría literaria. También en los Estados Unidos, mis cálidos agradecimientos a Serena Hilsinger, Amy Lang, Julie Abraham, Karen Turner, Saralee Hamilton, Caroline Becraft, Katharine Moon, Linda Green, Mary Wertsch, Mary Katzenstein, Angela Raven Roberts, Jeff Ballinger, Stephanie Kane, Doreen Lehr, Madeline Drexler, E. J. Graff, Pat Miles, Seungsook Moon, Georgia Sadler, Lory Manning, Betty Dooley, Frank Barrett, Lois Wasserspring, Alison Bernstein, Kristin Waters, Pat Cazier, Annie Mancini, Valerie Sperling, Constance Sutton, Mark Miller, Justin Brady, David Michaels, Suzanne Keating, Parminder Bhachu, Beverly Grier, Francine D’Amico, Bob Vitalis, Michelle Benecke, Dixon Osborn, Kate Rounds, Jayne Hornstein, Patty Dutile, Karen Dorman, Catherine Lutz, Harold Jordon, Karen Kampwirth, Simona Sharoni, Gary Lehring, Caroline Prevatte, Yoko Harumi, Keith Severin, Philippa Levine, Keith Gaby y Brenda Moore. En Japón, mi cálido agradecimiento a Suzuyo Takazato, Carolyn Francis, Norio Okada y Amane Funabashi. En Filipinas, a Angela Yang. En Holanda, a Shelly Anderson. En Camboya y Mozambique, a Liz Bernstein. En Israel, a Isis Nusair, Rela Mezali, Dafna Izraeli y Hanna Herzog. En Tailandia y los Estados Unidos, a Gai Liewkeat. En Croacia, a Maria Olujic. En Sudáfrica, a Jacklyn Cock. 

            Los libros no solo “ocurren”, son producidos y vendidos a personas que toman decisiones. Libros que toman en serio las experiencias de las mujeres y las ideas de la vida política llegan a las imprentas y así se hacen disponibles al resto de nosotros que leemos debido a aquellas feministas que toman decisiones en todos los niveles de la industria editorial, desde las editoras hasta las librerías y vendedoras. Cada una de ellas depende de las demás. Y nosotros, las lectoras y lectores, las necesitamos a todas. Esta novísima exploración se ha beneficiado de la sofisticada visión editorial de Naomi Schneider. Todo mi pensamiento vertido sobre el papel se ha beneficiado de la sabiduría colectiva, el ingenio y las habilidades emprendedoras de feministas en la industria editorial. 

            Un libro implica una especie de sentimiento de decepción terminal. La tinta que ha dado forma a las ideas se ha secado. El pegamento que mantiene las páginas unidas en un orden preciso se ha endurecido. Sin embargo, ahora estoy más convencida que nunca de que las preguntas que me provocaron escribir este libro han sido respondidas solo parcialmente. Sabemos muy poco acerca de cómo los ejércitos se apoyan y así, intentan controlar los talentos de las mujeres, las aspiraciones de las mujeres, las pesadillas de las mujeres-así como las formas en que las mujeres responden y calibran esas maniobras. 

            De este modo, apenas estamos comenzando a comprender cómo las vidas particulares de las mujeres se militarizan-y que ocurriría si esos sutiles procesos implícitos en la militarización con base en género fuesen revertidos.

Somerville, Massachusetts, 1999.                


[1] Como el establecimiento de la Escuela de las Américas por parte de Estados Unidos en Panamá a mediados del siglo veinte, cuyo propósito era entrenar a las futuras generaciones militares que mantendrían a los estados de América Latina “libres” de la influencia comunista liderada simbólicamente en América Latina por Cuba y en la actualidad también por Venezuela.

Mirar la maternidad a través de las fotografías de la serie New Mothers de Rineke Dijkstra

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Maniobras: las políticas internacionales que militarizan las vidas de las mujeres

Maneuvers: The International Politics of Militarizing Women's Lives Cynthia Enloe University of California Press, 2000, 437 pages.  ISBN: 9780520220713 Traducción...
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Anarchism, philosophy, technology: a Nepantla interview with Daniel Baryon

interview

The editors at forum-nepantla.org got the chance to talk to Daniel Baryon about anarchism and its relation to philosophy and technology. In a time in which anarchism is starting to be highly used in a variety of political narratives, this interview helped us get a better understanding of what anarchism stands for and how it was often misinterpreted or misused throughout history.

Daniel runs a youtube channel on anarchism, providing detailed and in deep analysis of the relation between the state, power structures within the state, and means of organisation of political agents.

You can see Daniel’s content here:

and our interview here:


Mirar la maternidad a través de las fotografías de la serie New Mothers de Rineke Dijkstra

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Philosophy and the fist: when reality hits you in the face

We often hear the expression “you need to face reality”! What happens when reality faces you? What happens when reality hits you – literaly – in the face? I have had my share fair of encounters with reality. Fortunately, I have also been privileged enough to take a step back and reflect in peace. This article is about the facticity of reality and its impossibility of negation when it “faces” you. I will start with some anecdotes and then navigate my way to an analysis of facticity in music via Koran Streets’ songs.

The anecdotes

I was playing hide and seek. I was hidden behind a car and was enjoying the immortality of childhood. I was caught up in a magic reality that smelled of grandour and destinal heroism. Somebody grabbed me from behind, immobilizing me – a 10 year old kid – while two others were hitting me repeatedly, with no purpose, with no result. They left and I was left behind, behind the car and behind my questions. My friends saw me and told my parents. I wasn’t able, I couldn’t really do anything. My enraged father went on to find my agressors. He asked me if I know who they were. I knew, but at the same time I knew that I don’t want him to face them, so I said nothing.

Certain realities punched my innocent face. I suddenly felt time in my bones and the absurdity of contingent violence. Gratuitous violence. They didn’t steal anything, they just punched, laughed and left. No more destinal heroism, just a feeling of exposure. At the time I thought the gratuitous violence was monstruous and spectacular. It took me a lot of time to understand its banality, its contingency, its facticity.

Such realities confronted me more times than I would like to admit. But let’s fast forward to its banality.

I was visiting Mexico, where my wife’s family lives. We were there for one of her conferences. A lecture on evil in Aristotle. Mexico City is impressive and sleeping beauty out of all its pores. Especially beautiful is the UNAM campus, where the conference was. After the succesful lecture, we went for some beers. We were laughing on the way and I was completely involved in the succulent beauty of Mexico. A kind of beauty that flows like juice from agave leaves. You can’t resist it. We came to a bus station. There, my eyesight was gravitating towards a certain point. I wasn’t aware of this at first, until it hit me. A missing person poster with stamps on some of the photos: “dead”. I was struck by it, I couldn’t communicate anymore – even though nobody noticed. The others were not affected in the least. The poster was supurating violence just as the beauty of Mexico was flowing like a thick juice out of an agave leaf. It was then and there that I understood the banality of violence, present in every pore, errupting from time to time like unforeseeable spurts of lava. It was there when I understood the gratuity of violence, nothing spectacular to it.

Just as agave juice, reality and violence can get transformed. They can be isolated and shiped away. Reality doesn’t hit the same way in Tepito as it does in Lomas de Chapultepec. In Tepito it has few places to hide. In las Lomas it has too many. It hides in big houses and private security. It hides from sight, far away from the pristine hills of the rich. In Tepito and other similar places around the world it supurates continuously, as mundane as the taco places present at every corner. This happens in philosophy as well.

Rejecting the real

Philosophy often neglects the violent. It tucks it away in a corner to save face, to save continuity and systemity. It transforms it into concepts and conceptual networks. It gives it a framework that cannot fully encompass it and generalizez it as a contingent, negligent aspect of coherent thought. As Badiou or Nancy put it, philosophy cannot resist the tempation to think everthing under one unifying principle. It should though. It should look at the continuously rearranging multiplicities that often spark violence in the attempt to assert their unity, their identity. I do not wish to advocate for violence here. I wish to show that ignoring it, wrapping it up in nicely presented, conceptual abstractions repeats violence and let’s it perpetuate itself. Violence is like a trauma. It gets repeated infinitely when resisted to with artificial tools. Violence should not be tucked away in neetly ordered logical systems. It should be heard.

Let me expand with a somewhat surprising philosopher in this context – Jean-Luc Marion. Jean Luc Marion’s Phenomenology has either been associated with theology, fine art or major historical events. Many have accused him of not accounting for a great deal of phenomena and thus not respecting the universality principle of phenomenology. Christina Gschwandtner has already dealt with these issues in analysing the range of givenness – one of his central concepts – in Marion’s phenomenology. She states that, even though Marion seldomly speaks of common phenomena in terms of givenness, he does account for them. She however points out that Marion describes powerful, overwhelming phenomena, called saturated, by refering mostly to one type of phenomenon, in this case the historical event. Gschwandtner further argues that such an understanding of phenomenality can be applied to other phenomena as well, such as nature or climate change for example. Marion does indeed seem to restrict his descriptions of saturated phenomena to works of art, which are not accessible to all, to religious experiences, which most do not experience, to historical events, which do not affect us all in the same degree, or to generally liminal experiences, which do fail to support the commonality of saturation. Marion does however bring his concept of givenness and saturation into actuality by applying it to the events of September 11 and showing, how such an event forces us to seek new perspectives on reality. How? by saturating our concepts, by making them idle.

A violent, powerful, shaking event shows the limits of our ability to hide it conceptually, to empoverish it via representational defense mechanisms. It continues to face our conceptual resistance and saturate it, just like a thick juice saturating an agave until eventually it pours out. This forces us to reevaluate our concepts, to re-design our frameworks and see them from a new perspective. It forces us to accept its facticity and not ignore it as a negligible accident.

Let’s go back to Las Lomas to understand this better. The rich live in Las Lomas. If you were to visit Las Lomas alone you would think you are walking on the streets of an exotic part of Barcelona. You would think that paradise is achievable and violence has no place there. You would think that the wealth concentrated there and the nicely arranged aesthetics have squashed violence. Until you see all the security requirements, the high walls defending the individual paradises. Then you understand violence was not squashed, it was just hidden down in the lower parts of the city. It still looms over wealth as an evergrowing danger. The concentration of wealth in Las Lomas, and other parts, resolves nothing. Instead it deepens the divide between nicely wrapped realities and violent ones. It condemns some to realistic ignorance and others to everlasting confrontations with violent reality. And the divide keeps on growing as Las Lomas never faces reality and reality never faces it – just accidentally and then gets swept away under some nicely trimmed grass. The realities of the two are so different that is seems unlikely they will ever meet, unlikely that violent reality will ever face Las Lomas and invite them to accept other perspectives, to change, to reasses their isolating strategies.

Here is where the genius of hip hop comes in, and in the sea of hip hop the genius of Koran Streets.

Right in front of mama’s house

Just like the missing person posters that shook me, Koran Streets breaks away your neatly painted reality and forces you to face a powerful image. The all-enduring, refugeless violence.

Violence is not spectacular, it is not heroic overcoming of hardship. It is instead an invasion of reality extending itself to the deepest regions of safety. Power struggles, illegal activity, raw violence, all take place “right in front of mama’s house”. The maternal or paternal environment is something that most of us associate with safety, with refuge and support. The presence of violence in this nest of comfort confronts us with the privilege of calling maternal enviroment safe. It digs deep into the ideality of reality and replaces it with sheer stress, with raw, unalterated struggle for survival.

An invasion of maternal space is not something we all have in common, but it is something that we all can imagine as a most intimate and violent attack on the ideality of our reality. Koran Streets takes his reality and shoves it into our face, forcing us to accept it, or at least inviting us to accept it. Its delivering simplicity is non-negociable and undeniable. Accepting its point of view forces us to change the statical nature of our divisive conceptual frameworks and work on opening them up to change. Hip hop is for this reason not a mere expression of triviality, but a political platform for neglected realities.

Let me detail this a bit more. Violence is often marginalized and when it happens in those marginalized regions it is easily dismissable. Think of violence in poor neighbourhoods. Reporting of acts of violence in such a neighbourhood is often accompanied by justifications for such acts: the people were involved in illegal activity, the victims are suspected of having connections with illegal activity, or they were in the wrong place at the wrong time. When Koran Streets choses to have the hook of his song desplay in a factual manner that everything happens right in front of his mother’s house, right in the middle of what one would imagine to be a safe space, he perfectly describes that for some there is no wrong place, no wrong time, no consensual or planned involvement.

By using this simple imagery he invites (forcefully) others to assume his perspective of non-choice, of factual involvement and non-consensual violence. When we assume this perspective and see that there is no one divergent individual to blame but a whole system that gives no space for refuge, we are also invited to entertain new perspectives. We are at least given the opportunity to reflect: how is this possible? how can one deal with such constant stress? what can I do?

Furthermore, assuming this perspective, where the maternal space is in no way the picture perfect lawn on which children peacefully play, we recognize the non-statistical dimension of violence. We recognize the experience described as an actual suffering, as actual stress, as deep personal experiencing.

The sad irony

Me writing this article is the irony. Even though songs or depictions of violence such as that of Koran Streets invite or force us to acknowledge the authenticity, the facticity, and the personal suffering of violence, it also has the disadvantage of being perceived as a momentarily emphatic moment that serves to relieve our consciousness. Like a picture of starving children on social media, or a painting in a museum of refugees fleeing, Koran Streets’ song can impact us. The impact however often remains isolated to that fleeting experience we had in a museum looking at the above painting, or at a concert hearing Koran Streets. This is perfectly described in Boogie’s “n**** needs” video.

Boogie sings of the struggle, the doubts, the plans, the awarness of change, all while being depicted as a bleeding show piece. Personal suffering, the fight to overcome challenges and indeed the search for one’s identity are objectified as “occasions to reflect”, and then unfortunately to move on. They are consumed as short visits to new realities. A sort of moral, political tourism.

This article is in many ways just that. A short incursion into a reality of violence, that gets read, but does not necessarily do it justice. It consumes it and covers it in concepts. Realizing this cruel irony is however a first step in elliciting not just empathy but awareness. The awareness is not enough. Here is where I think Jean-Luc Marion comes in handy – even though he does not have a straight forward political or societal view, even though he has been accused of conservatism.

Assuming other perspectives, such as that of a person living in constant fear, stress, or violence, is for Marion not a momentarily excurion to a different perception of reality. It is more the necessary step in changing one’s own reality in such a way that the conceptual dismissal of the foreign reality does not get shut down. This experience of another perspective, another way of experiencing is for Marion a responsibility of changing ourselves, of accepting responsibility for the other and building new conceptual frameworks that do not continue to marginalize the marginalized. The fist of reality should not ellicit mere feelings, but active work on one’s own philosophies, in order to build new, inclusive, aware, responsible systems.


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Maniobras: las políticas internacionales que militarizan las vidas de las mujeres

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El poder del eslogan

por Miki Kiyoshi

Todos saben el poder que poseen los eslóganes hoy en día. Las zapaterías, las tiendas de ropa y las peluquerías se esfuerzan por atraer a los clientes con nuevas frases pegadizas. Es parte de nuestra psicología el hecho de que si se utiliza un buen eslogan, la persona será atraída por él debido al poder de las palabras. En especial la política se beneficia de muchas maneras de esta ingenua psicología humana.

El humano se define como un animal político y también como un animal que posee lenguaje. El eslogan es, por lo tanto, aquello que más agudamente expresa tales características de los seres humanos. Los animales políticos son animales de eslogan.

El eslogan es una palabra política. Es decir, es una palabra política que siempre contiene una determinada intención, y es importante reconocer esta intención de manera precisa. La palabra tiene cierta propiedad mágica y esa magia se muestra en el eslogan. Así, obedecer ciegamente el encanto del eslogan resulta a menudo peligroso.

De este modo, por ejemplo, la idea de que la civilización occidental es una ‘civilización material’ se suele repetir en forma de eslogan. Con razón, la ciencia se desarrolló en Occidente. Sin embargo, hablar de ‘civilización científica’ y ‘civilización material’ no refiere siempre la misma cosa. La civilización occidental no es una civilización científica, a pesar de que ‘civilización material’ posee el efecto mágico de este eslogan. Para el desarrollo de la ciencia no se requiere únicamente una gran fuerza espiritual, pues también existen otras excelentes culturas espirituales en Occidente. Si interpretamos la civilización occidental como una ‘civilización material’, significa que Japón tradicionalmente ha centrado sus esfuerzos solo en importar la ‘civilización científica’ de la cultura occidental. En todo caso, ésta es más bien una actitud material. Desde la era Meiji (1868-1912), el gobierno ha alentado las ciencias naturales, pero casi no ha realizado esfuerzos activos para desarrollar la cultura espiritual. […]

Ha pasado mucho tiempo desde que se popularizó el eslogan “tiempo de emergencia”, y se habla sobre un agotamiento de la empatía para con aquel. Pero lo que necesitamos no es solo un nuevo eslogan. Tiempos como los de hoy, cuando todo está politizado, son ya tiempos de sobreabundancia de eslóganes. Incluso los problemas académicos se encuentran en un estado en el que pueden ser reemplazados y juzgados por medio de simples eslóganes. No hace falta decir que el hecho de que los ciudadanos sean coptados por eslóganes implica el peligro de que pierdan el poder de análisis y la crítica; por otro lado, demasiados eslóganes, así como una retórica demasiado persistente y homogénea, nos dejan cansados y apáticos. Por supuesto, la política y la praxis requieren eslóganes. Es importante, por ello, evitar el exceso de eslóganes y crear consignas que tengan un encanto claro y popular.

(23 de abril, 1935)

Traducción: F. Wirtz

Vapormeme and the Aesthetics of Junk

by Kiyohiro Sen

Disclaimer: This is a raw translation of Kiyohiro Sen‘s article “Vapormemeとジャンクの美学:もう一つの(悪趣味な)Vaporwave史“. I found it after reading his article on “vaporwave” in the anthology 現代思想 from 2019. He also writes about analytical philosophy of despiction and photography. All credits go to him and, naturally, all responsibility for the translation lies with me. Please check out Sen’s blog for the original version of the article (I didn’t translate the footnotes) and further references.

About the history of vaporwave

Vaporwave is alchemy. From a methodological point of view it is a sound-collage of junk music. Old-fashioned pop songs, commercial BGM, unpleasant commercial sounds, etc. Before realizing it they create an imaginary nostalgia.

Shortly after , vaporwave died. Specifically, it seems that the two major creators, Vektroid and INTERNET CLUB, have left the scene and have spread inferior imitations, losing independence as a genre. Then, Luxury Elite, Saint Pepsi, and other artists that I call “second generation,” spawned Future Funk and Mallsoft, and ushered in the Post-vaporwave era with 2814, The Birth of a New Day. This is a rough history of vaporwave. At the very least, I wrote in every place a “history” full of such a view of progress. However, there are some things that come to my mind without remorse.

“Isn’t vaporwave ever evolving or developing in the first place?”

Post modernism

Some time ago, when I was featured in DOMMUNE‘s vaporwave Special Edition, I reflected briefly on the idea that vaporwave is an extremely postmodern practice based on plunder phonics and aesthetic appropriation. We should ask how it became what it is. In any case, the steam does not come from nothing but from boiling water

If vaporwave rides on the aesthetics of postmodernism “end of history”, “deception of creativity / authority”, and “simulation”, then no linear evolutionary genealogy could be traced. vaporwave is, in the ultimate sense, fragmentary, anonymous and ‘dejavú-esque’.

Anyway, today I would like to introduce you to a sub-genre of vaporwave called vapormeme. No, vapormeme is not a sub-genre. There are no methodologies here like in Eccojams and Future Funk, neither a distinctive concept like Mallsoft or Post-Internet.Vapormeme has nothing. Perhaps nobody in the whole Internet history has been obsessed with the term… Except me.

So what I want to do on the ghost web today is nothing less than giving the vapormeme phenomenon a category. However, as we will see shortly, it cannot be an autonomous and solid category.

Genre Dream of Purity

What do I want to emphasize on by focusing on vapormeme? To be clear, it’s the intrinsic impossibility of concepts such as “vaporwaveness” or “vaporwave purity”.

There is a controversy that often arises around vaporwave, that is a categorization issue: “Does this work belong to vaporwave?”, “Is this image vaporwave?” Some people think that “Classic-vaporwave” is the only “true vaporwave”, and some people even say “vaporwave!” just as they see some strange Japanese signs on a street corner. Each has its own “vaporwave standard” and is often inconsistent. I wrote two contributions in order to clarify this question:

It must be admitted that both the “Vaporwave History Encyclopedia” and the “Vaporwave Virtual World Map” are normative recommendations rather than descriptive information. Rather than saying “Objectively speaking, this is what vaporwave is like”, it is more like “I think this about vaporwave, why don’t you do it too?” I was a modernist pursuing vaporwave’s autonomy, purity and a genre-specificity. However, the following focuses rather on the impossibility of such normative recommendations. In other words, vapormeme is the proof of this. It is positioned as something that erodes and frustrates dreams such as “vaporwave-likeness” and “vaporwave purity”.

vapormeme, as some kind of contamination, always threatens the autonomy of vaporwave. As a result, vaporwave has to undergo a postmodern revision. To dream about the idea of vaporwave as an autonomous genre is only possible by ignoring the whole vapormeme series. And ignoring vapormeme is not so easy.

What is vapormeme

Well, what is vapormeme? As I said, there is no such fixed category, but it does not mean that there is no discourse about vapormeme at all. Needless to say, vapormeme is not a term I came up with. By the way, if you search “vapormemme” in Google, the number of hits is 38,200. The total number for “vaporwave” is 11,500,000, so it can be said that by simple calculation its importance in the whole scene is about 0.33% . Don’t overlook the fact that with this stupid remark, the aesthetic of vapormeme has already begun.

In reddit someone posted this guide to the sub-genres of vaporwave. Here, I summarize the main characteristics of vapormeme mentioned there:

  • “A mixture of multiple aesthetic styles, presented without any logic”.
  • “Vapormeme is the result of the misconception that vaporvawe is easy to make”.
  • “I’ve included vapormeme in this list to help keep vaporwave’s reputation and to inform listeners that these are just cheap imitations”.

Well, this definition is quite tough. In the first place, vaporwave advocated a certain aesthetic about using junk sound sources, but vapormeme is a genuine junk. It lacks even the aesthetics of kitsch.

Let’s listen to a specific sound source.

Do you think “that is surprisingly good?”. It should be, since bl00dwave and bbrainz are the best of vapormeme. In the above sub-genre guide, it is also introduced as “the best of the worst”. It sounds like a royal road Eccojams piece as it loops through a twisted pop song. Here is a discussion on Reddit based on the aforementioned guide. The person who started the thread also said, “When I heard bl00dwave and bbrainz, it was surprisingly good” bbrainz also appeared and commented.

Anyway, I’m going to consider which aspect of these works is vapormeme later, first let’s hear “the lowest of the lowest”.

The RYM rating of “1.68 /5.0” would tell everything. In addition, the author has uploaded this unprecedented trash on the Bandcamp and evaporated, and takes no responsibility.

 Well, there are plenty of worse things. Go to the bandcamp page of the lowest label, MAPL Labs, and you’ll find all these bad stuff. It is a superb view, so please visit it once. Just a hell picture. That’s why the Internet is called a graveyard.

Now that the outline of Vapormeme has been dimly seen, let’s summarize its features. At a high level, Vapormeme has three characteristics.

(1) Just a common image or effect pasted on a text

This includes bl00dwave and bbrainz. Another Vapormeme piece is the Stereo Component “Coastal Nostalgia”. 

Vapormeme is born out of easy-to-choice productions, such as “What is Vaporwave?” An easy-to-understand Vaporwave-like image, a Greek statue, Japanese signs, and cheap CG stuck together likeペタペタ, a work that will satisfy you. And especially important, Vapormeme has no intention of moving the genre forward. It’s pure self-satisfaction, not in any way for the sake of the scene. It’s worth noting that the artists who make this kind of Vapormeme do usually make decent vaporwaves, or work as non-vapormeme artists.

bl00dwave has released not only Vapormeme work “Dream” but also songs from Eccojams to Future Funk, so it can be said that it plays some kind of secondary role in the Vaporwave scene.

bbrainz is currently working under the name of slythe and has released some interesting works, such as “jungle2000” with jungle elements, from good quality Vaporwave albums like “Echo”.

The identity of Stereo Component is apparently Yung Bae. Yung Bae is, of course, one of the beatmakers driving Future Funk. In short, vapormeme is the genre that these decent people cultivated as a ‘side job’.

(2) A parody of an already existing vaporwave work

In the Vaporwave subgenre summary at RYM, the notion of ‘parody’ is also emphasized. Naturally, the parody works of “Floral Shoppe” are overwhelming, but there are many parodies other than “Floral Shoppe”.

“Blank Goofee 0” is a parody of “Blank Banshee 0”.

Chuck Person’s Eccojams Vol. 1 is a night core. How much do you like night cores?

Most of them are messed up samples of the original sound source. Needless to say, there is a duality between the fact that “the parody source itself samples and mess up the original sound source”. Vaporwave parody is often forced to be a parody of parody. Even more mysterious is the case where a normal sound source is released in a parody format for some reason.

For example, here is a mysterious person who claims to be a Macintosh Pro. It’s a waste of good work, but it’s a waste to parody the name and album name “FLORAL SHOPPE INFINITE”. Bandcamp’s sound source has now been removed, and YouTube views are tearfully low.

In his Reddit thread, someone commented: “I understand the inspiration but I don’t understand why you didn’t just make your own original album name and alias?” The fact that vapormeme is a parody does not contribute to the advancement of the genre. What is being done here is just recycling, and on rare occasions a work is made that is suitable for reuse, but most of it is just making garbage from garbage. There are also works that perform a parody with clear malice, such as THE DARKEST FUTURE “FLORAL SHOPPE 2”. This is a strange name by HKE, who has released many other anti-Vaporwave works.

(3) An image / sound source that has nothing to do with vaporwave and that claims to be #vaporwave

By the way, as a genre similar to vapormeme, there is (or is not) a category called memewave. Here a more general image of the internet is used and vaporwave music is added. “Simpson wave”, which has become popular locally, can be called a kind of Memewave. These retrospective vaporwave images also seem to threaten vaporwave’s purity. That said, Simpsonwave is still pretty cute. When things get worse, you can see stick-man-like images drawn with Paint on Instagram, and you’ll also see the tag  #vaporwave.

“Vaporwave as a Meme” has created a lot of misunderstandings, and has produced a lot of bad taste images and works. About a year ago, George Clanton, founder of the label 100% Electronica, made a modest move to #takebackvaporwave (regain Vaporwave). According to him, “It corrects the wrong image of Vaporwave and restores the radiance of the old scene”

That is, Vapormeme / Memewave is the hated enemy of #takebackvaporwave. Simply by uploading these vulgar sound sources and images to Bandcamp and Instagram, and attaching the #vaporwave tag there, Vaporwave’s image is increasingly distorted. That was exactly what George Clanton was concerned about. He clearly presupposes the purity of the Vaporwave genre, and fights against an image that defiles it.

A statement from the Vaporwave label Elemental 95 summarizes the desires of this type of exercise. In other words, we want to keep only those works that activate and make the genre grow. However, this statement is displaced, and seems to be paying a high price given the intuition that “many Vaporwaves were simply plagiarism”. The #takebackvaporwave movement involved several artists, and a compilation album was released. However, it is ironic that this work itself seems to be a Vapormeme-like product of poorly image selection. Their enemy was “③ Vapormeme, an image / sound source that has nothing to do with Vaporwave” but the result was “① Vapormeme”.

Tweets by chris ††† (label Business Casual) are more honest. He himself supports #takebackvaporwave, but he confesses that he is also making works based on memes. Perhaps he sees that Vaporwave and Vapormeme are two sides of the same coin. Eventually, #takeback vaporwave evaporated, scattered and disappeared. I think the (temporary) setback of the movement should be taken more seriously. This may be the moment when the dream of Vaporwave, the genre of genres, is broken.

Fashwave

Another reason for the bad reputation of vapormeme is the abuse of vaporwave images by the alternative right wing, the so-called “Fashwave problem”. Click here for more information on the Alterna Right Wings. Characterized by its support to Trump, the right-wing alternates its racist ideology with memes and scatters it around the Internet. By chance or inevitably, the vehicle of choice was Vaporwave.

Recall that Adam Harper mentioned accelerationism in his DUMMY article and the story makes sense. It would be too late if the alternative right wing was not only using Vaporwave imagery as a mere meme, but also conscious about its accelerationist aspects. The only way to grudge is to grudge Adam Harper, who first connected Vaporwave to politics

Conclusion: About the future of vaporwave

In this way, vapormeme images that “can not be called”, “should not be called”, and “do not want to be called” have been accumulated as vapormeme. It’s the dark side of the scene called vaporwave. I would like to avoid overgeneralization, but this phenomenon is not limited to vaporwave, but is widespread on the Internet. Furthermore, all arts may have gone through such a fight against impurities, but I guess, today I will stop here. (to read about how MTV killed vaporwave click here)

Well, how should vaporwave deal with vapormeme as such a contaminated element? As we’ve seen, it’s not enough to shout out the genre’s purity as in the hashtag #takebackvaporwave. For artists, label owners, listeners, and other players who participate in the art world of vaporwave, the issue is not strange.

As a mere listener (at least not a vaporwave artist), I try to remain a spectator. And “bystanders” are in this case extremely political. I mean, “If vaporwave dies, let’s die”. Perhaps vaporwave won’t die so easily, and in some ways it’s dead. Rejecting popularization preserves vaporwave’s criticism and extends the genre’s life. I can’t do that. That’s just snobish. With the inclusion of Future Funk, a subgenre with very different methodologies and visuals, the category vaporwave has been put into risk. Just as you couldn’t stop the appearance of Future Funk, you can’t stop anything from happening in the future.

Now, at the heart of vaporwave there is a postmodern rift, where the malignant virus that spread was vapormeme. The “progress” and “expansion” of vaporwave can only be described by distinguishing vapormeme from other genres. Our early calculation of “importance of about 0.33%” is the result of such rejections, exclusions, and ignorance. And, as I’ve pointed out throughout this article, vapormeme is nothing more than the other side of vaporwave, not something different. vapormeme cuts and pastes past works and bad taste images that have become relics without purpose. And isn’t that what vaporwave has done? Isn’t junk aesthetics a pure garbage foundation for vaporwave as well as vapormeme?

Rather than actively rejecting and ignoring vapormeme, my point of view is to accept it as the other side of vaporwave. Again, in this genre, it is almost impossible to make non-normative descriptions. In short, don’t worry about anything. If you get tired of asking what is vaporwave, stop asking. If you don’t like the bad taste of vapormeme, stop listening.

I’m looking forward to seeing vaporwave continue to fade away like vaporwave.

Politics of Mobile Suit Gundam. Another Trailer.

In an interview with Günter Gaus, delivered on the 28th of October 1964, Hannah Arendt spoke of that thing which, to her ears, sounded like the most convincing reason for the impossibility of forgetting one’s mother tongue:

Arendt: “The German language is the essential thing that has remained.“

Gaus: “Even in the darkest days?“

Arendt: “Always. What was I to do? The German language didn’t go crazy.”

Arendt chuckles while and after pronouncing the latter sentence: a self-ironic chuckling, perhaps. Listen to it yourself (from 38:20 onwards):

But what is there to chuckle about in this affirmation of the impossible?; of accepting the sheer contingency that, as speaking animals, we all come to this world to live within the closed but yet essentially open sphere of one’s mother tongue(s)—or, as Bruce Fink puts it: mOther tongue? (*)—, entangled forever in its alterity, givenness, and strict grammatical rules, in other words: to abide more or less the contingency of the fact of being born.

In this series, I will try to approach the meaning, or perhaps the nonsensicalness of Arendt’s chuckling. For this cause, I will analyze the most laughable object of all that a Japanese essayist like me might open himself up to (sich entschließen); yes, of course, that world-famous Japanese “product”: anime. I will take one of the most popular works Mobile Suit Gundam (1979), directed by Yoshiyuki Tomino, to be exemplary, i.e. more than just explaining Arendt’s chuckling. The reason for my selecting this work is simple: I have been wondering for quite a while now why this work, so popular in Japan for roughly forty years, has been, in terms of global reputation, standing far behind other similar works such as that holy scripture for otakus worldwide, Neon Genesis Evangelion, recently added to Netflix. My intuition is that perhaps it has something to do with the strange language (fans call it “Tomino-bushi(富野節) “ which roughly translates to “Tomino’s melody“) that the characters speak in this director’s works. I am simply curious about this melody. So here we go.

Gundam is a story about a boy named Amuro Ray (I am tempted to spell his last name “Rei“), 15 years old, who happens to find himself in a space colony “Side 7“ during the “One Year War“ between the Earth Federation and Principality of Zion—well, it’s a Japanese anime, but this is just one example. A colony is a tube in which people who fled earth have lived for three generations now. And now it’s war.

https://www.youtube.com/watch?v=8Qq-N4R-SB4

In this series, we will wait and see how this boy and his fellow crew members of the space battleship “White Base“—which is, “for us,” in itself (an sich) their home, yet for them still to become their home—will find out who they are to become by and for themselves in this space odyssey. I am hoping that this series will turn out to be an introduction to the history of political philosophy not just for us but also for our young characters involved in a war. However, like the Germans say: “let’s see how the world spins (mal schauen, wie sich die Welt dreht)!”


(*) “The very expression we use to talk about it—”mother tongue“—is indicative of the fact that it is some Other’s tongue first, the mOther’s tongue, the mOther’s language […].“ Bruce Fink, The Lacanian Subject. Between Language and Jouissance (Princeton UP, 1995), p. 7.